Sirios: El largo camino a México
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Khaldoun y Qusay
La desgarradora guerra
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Hace dos años, la guerra civil de Siria alcanzó a Said. El hombre de 48 años y habitante de la ciudad de Duma, se encontraba en su casa cuando la caída de dos bombas lo hizo volar seis metros contra una pared. Hoy no camina y está silla de ruedas.
No podía vivir más en el país ensangrentado por la lucha entre fuerzas del gobierno, opositores, terroristas del Estado Islámico (ISIS) y los bombardeos liderados por Estados Unidos y que han dejado 220,000 personas muertas en los últimos cuatro años.
Para dejar Siria, Said pidió ayuda a su hermano Khaldoun, quien desde los años 80 vive en la Ciudad de México. En 2013, llegó con su esposa y sus cuatro hijos a la colonia Del Valle, donde abrió un restaurante de comida árabe y la esperanza de dejar atrás el miedo de sentir la muerte acechándoles todos los días.
Said contó con alguien que lo apoyara para escapar de la guerra, oportunidad que llega a cuenta gotas a las personas que aún se encuentran en Siria y en los campos de refugiados en Jordania, Turquía, Iraq y Líbano.
“Perdí a una sobrina hace tres años y medio. Perdí un hermano más grande. Perdí a un sobrino también. Y perdí como a 27 primos y primas”, relata Khaldoun, quien lamenta que miles de víctimas sean “gente honesta, que no se mete en la guerra”.
Por ello, Khaldoun decidió fundar en 2013 la Asociación Internacional de Sirios en México, con la que ha logrado traer a 16 sirios al país y hoy ofrece apoyo a otros 14. Pero Khaldoun, vive aquí su propia batalla contra la burocracia mexicana y la falta de recursos.
“Ya estamos quebrando, ya no aguanto más. Ya tenemos casi dos años y medio, y ya no aguanto más”, dice sobre su negocio de kioscos de cosméticos en centros comerciales, que un día fue próspero y hoy se está desmoronando.
Desde que fundó la Asociación, Khaldoun ha tramitado más de 200 pasaportes de sirios que buscan una visa de trabajo en México. Pero mientras va de ventanilla en ventanilla pidiendo asistencia al gobierno mexicano, ya han muerto alrededor de 70 personas que le pidieron ayuda.
Solo 26 sirios han podido llegar a México ayudados por la Asociación a través de permisos de trabajo. Khaldoun ha asumido la responsabilidad de darles empleo formal, pero requiere 1,000 dólares de garantía mensual para que permanezcan en el país.
“La Asociación necesita muchísima ayuda, es urgente. Nosotros podemos traer gente como lo hemos hecho, abrimos su negocio, comen como come cualquier persona, viven en paz, viven bonito”, explica Khaldoun.
El tamaño de la crisis
De acuerdo con datos de la ONU, de los 59.9 millones de personas que huyen de su país por las guerras, 11.55 millones son sirios.
“Las consecuencias humanitarias son realmente devastadoras, no solo en términos de impacto de la vida sobre los civiles, sino también de desplazamiento forzado”, afirma Mark Manly, representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Además de los 220,000 muertos, otros cuatro millones de niños, hombres, mujeres y ancianos han huido del país hacia Líbano, Turquía, Jordania e Iraq. Otras 3,000 personas han desaparecido o muerto al cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa.
El Plan Regional para los Refugiados y de Resiliencia —que agrupa a las agencias humanitarias en acción— requería este año 4,300 millones de dólares para dar comida, cobijo, sanidad, educación y empleo a los 4.27 millones de refugiados.
El gran problema es que las agencias solo obtuvieron 1,914 millones hasta agosto, lo que permitió destinar casi 15 dólares por día para cada refugiado.
“La respuesta no ha sido adecuada. Y a raíz de eso, estamos viendo una situación cada vez más desesperada para los refugiados sirios en los países vecinos”, subraya Manly.
Ayuda insuficiente
El gobierno de México aportó tres millones de dólares en 2014 para ayudar a la ACNUR, a la UNICEF y la Media Luna Roja. Más medidas de apoyo están en análisis, de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Al ser cuestionada por el Senado sobre el apoyo mexicano, la canciller Claudia Ruiz Massieu dijo que el gobierno ha votado resoluciones de derechos humanos de la ONU a favor de la paz en Siria y hace “contribuciones económicas a instancias internacionales”.
“Hemos estado trabajando para poder privilegiar sobre todo la unidad familiar y seguir facilitando el ingreso tanto de nacionales sirios como de extranjeros de países en situaciones similares”, dijo la canciller.
Pero las cifras oficiales han mostrado el alcance de la actual política. En 2014 el país aceptó las solicitudes de seis sirios. En el primer semestre de 2015 no se concretó ninguna petición más, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados de la Secretaría de Gobernación (Comar).
“Mandar unos cuantos cientos de dólares para un programa de alimentos” no es una respuesta de un país como México, señaló el senador Ernesto Cordero ante la canciller.
#ENMÉXICOSEPUEDE
Mientras el gobierno mexicano decide sobre el caso, Adrián Meléndez tomó la iniciativa en 2013 para generar una acción de solidaridad de los mexicanos.
Unió a amigos y profesionales de la ayuda humanitaria hasta fundar el ProyectoHabesha.org, una ONG que en septiembre logró traer al primer estudiante sirio para que concluya sus estudios en México. La meta son 30 estudiantes más.
“Nosotros pensamos que las juventudes que se están preparando son las indicadas para poder participar en ese momento”, dice Adrián. “Son jóvenes que están tratando de planear una vida, de tratar de educarse”.
Luego de meses de planeación llegó Essa Hassan, un estudiante de 26 años que vio truncado su futuro por la guerra en la ciudad siria de Hama, que llegó a estudiar Ingeniería Social en México.
“Si te quedas en Siria serás parte de la guerra, en cualquiera de los dos bandos. Por eso estoy participando en este proyecto, porque estoy en contra de la guerra”, señaló el joven sirio a su llegada a la Ciudad de México.
Su traslado, representó un esfuerzo de recaudación de 11,000 dólares. Pero los miembros de la ONG esperan reducir los costos con el proceso de aprendizaje que han ganado.
“Estamos apelando a la solidaridad de empresas, de familias, de comunidades”, dice el fundador de Habesha.
Las donaciones a través del portal ProyectoHabesha.org han ido desde los 10 a los 100 pesos de los mexicanos, “un termómetro de que a la gente le interesa”, considera Adrián. Pero para la ONG, cualquier tipo de ayuda, como becas o familias de acogida, es valiosa.
“México tiene una tradición histórica de asilo y de refugio. Basta pensar en el exilio español, en la protección de los perseguidos de las dictaduras de Sudamérica, o del refugio guatemalteco. Esa tradición ha estado en peligro”, señala Adrián.
Este reporte fue publicado en la edición 1180 de la revista Expansión. Adquiere la revista o suscríbete a nuestra edición digital en iOS o Android .