“Cuando tenía 25 años acepté un crédito de nómina en el cajero porque quería ayudar a un tío que estaba en una situación económica difícil. El préstamo era de 3 mil pesos y pensé que sería manejable, pero terminé pagando más del doble. En ese tiempo yo era becario, ganaba 6 mil pesos al mes y después de los descuentos semanales apenas me quedaba para apoyar a mi mamá y cubrir mis propios gastos”, cuenta Marco González al recordar ese episodio que lo marcó.
Explica que el pago del crédito le consumía casi todo lo que recibía y que varias veces su tarjeta quedaba en ceros, lo que generaba comisiones y sanciones. “Ese préstamo me tuvo estresado todo un año. Vivía con ansiedad porque sabía que la quincena llegaba, pero ya estaba comprometida. No podía dejar de pagar el teléfono, el cable ni de darle a mi mamá, así que todo el extra que me daban en colaboraciones, aguinaldo o utilidades lo destinaba a cubrir la deuda”, relata. Hoy, dos décadas después, asegura que nunca volvería a aceptar un crédito de nómina sin revisar las condiciones: “Es muy caro, tantito te atrasas y la bolita se vuelve una bola de nieve”.
La experiencia de Marco no es aislada. Especialistas en finanzas personales explican que este tipo de situaciones se repiten con frecuencia entre quienes aceptan un crédito de nómina sin revisar su capacidad de pago ni las condiciones del contrato.
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Errores que disparan el costo de tu crédito de nómina
Aceptar un préstamo sin evaluar la capacidad de pago es el error más común. La urgencia por disponer de efectivo lleva a comprometer ingresos sin medir otras obligaciones. Jorge Tomás Ponce Yépez, integrante de la Comisión de Desarrollo de Seguridad Social del Colegio de Contadores Públicos de México, lo advierte: “Uno de los principales riesgos es no medir la capacidad de pago y compararla con otros compromisos crediticios o familiares”.
Las consecuencias suelen ser más graves de lo que se piensa. El especialista detalla que entre 75% y 80% de quienes solicitan un crédito terminan pagando más del doble de lo recibido. En casos extremos, la deuda escala hasta cinco veces el monto original, debido a la suma de intereses, comisiones e impuestos.
Firmar sin leer el contrato agrava la situación. Ponce Yépez recomienda solicitar un borrador antes de comprometerse. En ese documento deben revisarse cláusulas sobre antigüedad laboral, tasas aplicables y reglas de portabilidad. No hacerlo deja al trabajador sin herramientas para defenderse de penalizaciones ocultas.
Adolfo Ruiz, director de asuntos internos de Grupo Financiero BX+, coincide en que la falta de revisión es un riesgo. “Siempre revisa el Costo Anual Total y verifica registro ante Condusef; hay instituciones que, con condiciones leoninas, te hacen pagar mucho más”, señaló.
(Especial)
El costo real: más allá de la tasa de interés
El Costo Anual Total es la referencia obligada. Según Ponce Yépez, este indicador está regulado por Banco de México y la Secretaría de Hacienda, lo que evita disparidades excesivas entre bancos. Revisarlo antes de firmar te da una visión clara de cuánto terminarás pagando.
El descuento del crédito no se refleja en el recibo CFDI de nómina. El contador explicó que el banco retira la mensualidad directamente de la cuenta donde se deposita el salario. Ese movimiento aparece en el estado de cuenta bancario, por lo que solo ahí puedes confirmar que el monto corresponde a lo pactado en el contrato.
Otra herramienta es la corrida financiera. Para Ponce Yépez, resulta indispensable exigirla como anexo del contrato. “Permíteme que haya una corrida financiera para comparar con mi capacidad de pago; así ni el banco sorprende ni el trabajador se ve sorprendido”, subraya.
Ruiz complementa que algunas instituciones permiten liquidar de manera anticipada sin penalizaciones, lo que puede reducir el costo total si logras adelantar pagos.
Aceptar un crédito implica renunciar a parte del ingreso neto cada mes. Planear esa reducción evita que el descuento automático limite tu capacidad para enfrentar gastos imprevistos. Ponce Yépez aconseja mantener un techo: “Lo más recomendable siempre es tener un 30% asignado para pagos de créditos y el otro 70% para los gastos personales o de la familia”.
Respetar ese margen protege compromisos básicos como alimentación, educación o vivienda. Rebasar el 30% abre la puerta al sobreendeudamiento y al incumplimiento de pagos.
La estabilidad laboral es otro punto crítico. Si existe riesgo de perder el empleo, el crédito de nómina se vuelve una amenaza. “Si la situación laboral no es sólida, conviene abstenerse; un despido deja al trabajador sin liquidez y lo expone al buró de crédito”, puntualiza el especialista del Colegio de Contadores Públicos.
Ruiz advierte que al sumar todas las deudas conviene no rebasar 40% del ingreso mensual. Superar ese porcentaje genera un efecto acumulativo difícil de revertir.
Refinanciar y mover la deuda bajo nuevas reglas
El 18 de julio de 2025 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la circular 6-2025 del Banco de México, que entra en vigor el 29 de agosto. La disposición amplía la portabilidad y permite que los trabajadores usen su nómina para liquidar créditos en otras instituciones financieras o incluso en tiendas departamentales.
Para Ponce Yépez, la medida representa una oportunidad: “Le da una oportunidad de ampliar el poder de pago hacia otros bancos o inclusive hacia otras tiendas departamentales”. Con ello, el trabajador puede reorganizar deudas y encontrar mejores condiciones.
El refinanciamiento no debe asumirse como un riesgo inmediato. Ruiz señala que anticiparse y negociar a tiempo permite incluso obtener tasas más bajas. Algunos productos de banca múltiple incluyen seguros que cubren mensualidades en caso de desempleo, lo que brinda un margen adicional de protección.
Comparar corridas financieras entre el banco de origen y el destino es clave para tomar la decisión. De esa manera confirmas si el traslado realmente mejora tu situación o solo cambia de acreedor sin beneficios claros.
Lo que debes revisar antes de firmar
El primer paso es solicitar un borrador del contrato. Ponce Yépez aconseja analizarlo a fondo para detectar plazos, antigüedad mínima, tasas aplicables y condiciones de portabilidad.
El segundo paso es revisar el CAT y las comisiones. Según Ruiz, ahí se concentran los cargos por apertura, disposición, pago anticipado o extemporáneo, y conocerlos evita sorpresas.
También conviene preguntar si el crédito incluye seguros vinculados. Ponce Yépez comenta que algunos bancos ofrecen pólizas de salud o de vida, mientras que otros vinculan el producto a seguros por desempleo. Identificar su utilidad real es parte de la evaluación.
Finalmente, compara alternativas. Los créditos personales pueden tardar más en autorizarse, pero en ciertos casos ofrecen flexibilidad. Ponce Yépez menciona que la portabilidad de nómina puede incluir beneficios adicionales como programas de puntos, cuentas de inversión o coberturas de seguros.