La diferencia de estilos se entiende mejor al mirar los productos. Jobs convirtió a Apple en sinónimo de disrupción con el iMac de 1998, que rescató a la compañía del borde de la quiebra con un diseño translúcido que rompía con los PC grises de la época. Después llegó el iPod en 2001, que redefinió la industria musical al poner “1000 canciones en tu bolsillo” y cimentó la idea de la empresa como una firma ‘integradora’.
En 2007, el iPhone transformó el mercado móvil al eliminar el teclado físico e integrar una interfaz táctil intuitiva, un diseño que barrió a gigantes como Nokia y BlackBerry. Dos años después, el App Store consolidó un ecosistema que redefinió cómo se consumen y distribuyen aplicaciones. Finalmente, en 2010, el iPad inauguró la era de las tabletas.
Frente a esa serie, la etapa de Tim Cook ha estado marcada por la continuidad y la consolidación. Bajo su mando, se perfeccionaron los iPhone, los MacBook y salió al mercado el Apple Watch en 2015, además de un fuerte impulso a los servicios como Apple Music, iCloud y Apple TV+, que hoy generan más de 85,000 millones de dólares anuales y representan más que las ventas conjuntas de Mac y iPad, de acuerdo con su último reporte trimestral.
Mientras Jobs convertía cada conferencia en un evento icónico, en la actualidad el atractivo de Apple descansa más en la inercia de su ecosistema que en la innovación pura.
La preocupación de los analistas es que la compañía repita los errores de gigantes como Nokia y BlackBerry, que perdieron relevancia ‘al dormirse en sus laureles’ y subestimar las transformaciones del mercado.
En los 2000, Nokia y BlackBerry eran sinónimos de telefonía móvil, pero su incapacidad para reinventarse frente a la irrupción de los smartphones los llevó a un colapso que parecía impensable.
De acuerdo con datos de Gartner, en el primer trimestre de 2007 Nokia tenía 49.9% de participación en teléfonos inteligentes y más del 35% en móviles totales. Su dominio se sustentaba en la fortaleza de su sistema Symbian y en una gama de equipos. Mientras que Blackberry alcanzó su pico en 2009 con casi el 50% de cuota, según comscore, gracias a su teclado físico y su plataforma de correo corporativo.
Hoy, algunos analistas se preguntan si Apple corre un riesgo similar, donde rivales como Google, Microsoft y OpenAI ya compiten agresivamente con productos que integran tecnologías como la Inteligencia Artificial en hardware y software.
“Una de las inversiones fuertes (de Apple) es justamente en investigación y desarrollo, y eso termina dejando a largo plazo el desarrollo de software y también toda la parte de inteligencia artificial. Al final esto generará una mayor ganancia por el retorno de inversión”, precisó Ángel Iván Olvera Lozano, catedrático de Economía en el Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe.