El nombre del volcán de Islandia, una palabra muy difícil de pronunciar

Un suceso tan grande como el que un volcán interrumpa el transporte aéreo de todo el mundo tendría que llevar su nombre escrito en cualquier diccionario, tal vez con una definición como "causó una generalizada desorganización", de acuerdo con algunos especialistas del lenguaje.
“La gente habla de Krakatoa ¿no?”, señala Paul J.J. Payack, presidente y director del Global Language Monitor, en una entrevista telefónica. Se refiere a la erupción de un volcán en Indonesia en 1883 que desencadenó un tsunami que mató a más de 34,000 personas.
Desde Austin, Texas, Payack analiza y cataloga las tendencias en el uso de las palabras y del vocabulario, además de su impacto en la cultura, con énfasis en el inglés.
La palabra "tsunami" adquirió un uso más generalizado desde el acontecimiento de 2004 al sur de Asia, que dejó 245,000 personas muertas o desaparecidas en la región, señala Payack.
“Cuando ocurrió el colapso económico de los precios, la primera calificación que se usó fue 'tsunami económico'”, dice.
¿Pero qué sucede cuando surge un nombre como Eyjafjallajökull, como se conoce al volcán de Islandia, cuya nube de cenizas inmovilizó a miles de vuelos en todo el mundo?
Payack no es optimista. "Aún no he escuchado a alguien que lo pronuncie correctamente; ni yo mismo lo he logrado".
La pronunciación del nombre depende de a quién le pregunte. Por ejemplo, en un cable de CNN, en una nota del editor, se leyó: “"EY-ya-fyat-lah-YOH-kuht."
En la National Public Radio dicen “AY-yah-fyah-lah-YOH-kuul”.
Como sea que uno lo pronuncie, es un ‘bocado’ de tres palabras en islandés: jökull significa “glaciar”; el nombre propio es Eyjafjalla, en la que “Ey” es isla y fjal “montaña”, algo así como “isla montaña de hielo”.
Una búsqueda en Google arroja más de 2.5 millones de citas para la palabra. "Hay muy pocas palabras que aparecen millones de veces impresas pero que pueden ser pronunciadas por pocos", dice Payack.
En los 1,400 años del idioma Inglés, se han adoptado una serie de nombres propios al habla cotidiano, que incluyen “cesárea”, que hace referencia al nombre del emperador romano Julio César, que nació por un procedimiento que Shakespeare describió como “arrancado del vientre de su madre”; el “cardigan” (chaqueta o saco de punto), que vistió James Thomas Brudenell, séptimo conde de Cardigan, Inglaterra, quien también comandó a la Brigada Ligera, y "shakespeariano" en referencia a una obra literaria maestra, acota Payack.
Sin embargo si alguna vez los más de 1.5 mil millones de hablantes del inglés pueden desenvolver su lengua por Eyjafjallajökull, aún sigue en duda, cuestiona.
"Depende de cuánto tiempo dure la erupción", dice. "Si esto sigue, sin duda se convertirá en una palabra, pero, en realidad, sólo pocos la podrán pronunciar".
La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, podría ser juez en esta discusión.
Pero, cuando se le llamó telefónicamente poco después de la medianoche para pedir la pronunciación de Eyjafjallajökull, ésta se negó. "Usted necesita a alguien que esté completamente despierto para contestar", dijo, y colgó el teléfono.
Gary Tuchman contribuyó a esta historia desde Hvolsvollur, Islandia.