Innovación: plásticos marinos
Las costas de Baja California Sur son el “laboratorio” donde un grupo de científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste ( CIBNOR ) han estudiado algunas bacterias marinas capaces de producir un plástico ecológico.
Dichas bacterias –extraídas de tapetes microbianos– tienen la capacidad de producir biopolímeros biodegradables (polixidroxialcanoatos-PHA’s), con propiedades similares a las del poliéster.
De acuerdo con el doctor Alejandro López Cortés, investigador del Laboratorio de Ecología Microbiana Molecular del CIBNOR, estas bacterias se han formado en los sedimentos de la costa frente a una enlatadora de atún que ha venido generando desechos orgánicos que llegan al mar, lo cual ha favorecido el desarrollo de ciertas bacterias que producen el bioplástico en respuesta al estrés ambiental.
“Estos biopolímeros reúnen características similares a las de los plásticos de origen petroquímico, como transparencia, resistencia y elasticidad, por lo que pueden ser una fuente de materia prima para elaborar productos plásticos biodegradables”, comentó López Cortés.
Las aplicaciones de este material son muy diversas, pues incluyen volantes de automóviles, colchones, almohadillas de zapatos, partes de equipamientos agrícolas, recubrimientos antisonoros y antivibratorios, así como recubrimientos de edificios, bandejas para hamburguesas, embalajes, entre otros.
Según López Cortés los bioplásticos constituyen uno de los avances de la industria del plástico más prometedores, aunque hasta ahora los esfuerzos empresariales en este tema se realizan en Europa, Japón y Estados Unidos (EU).
“En México no se había experimentado en la producción de bioplásticos con microorganismos de origen marino. Y hay que considerar que estos tienen ventajas respecto a los microorganismos tomados del suelo, pues son más fáciles de manejar, crecen más rápido y necesitan menos espacio para reproducirse”, indicó el investigador.
Agregó que si bien actualmente existe un primer contacto con Bimbo de México y Mitsui de México para trabajar en la utilización de este material a nivel industrial, es necesaria una mayor vinculación con la iniciativa privada y un escalamiento de los logros obtenidos por el laboratorio para desarrollarlos en plantas piloto y a escalamiento comercial.
López Cortés agregó que es importante sortear la desventaja del costo de producción, y puso como ejemplo que el costo de los bioplásticos basados en PHA’s es de aproximadamente 135 pesos mexicanos por kilo, nueve veces mayor que el plástico de origen petroquímico (cerca de 15 pesos mexicanos por kilo).
En este sentido, el investigador destacó el apoyo recibido por el CIBNOR para el proceso de investigación, el cual se hadado desde el 2004 a través de recursos fiscales, así como por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ( Conacyt ).
El CIBNOR vincula el trabajo de investigación con los sectores productivo, público y académico, mediante acciones científicas, tecnológicas y de especialización técnica en el área del uso, manejo e investigación de recursos naturales.