La última década no pudo empezar peor: 2008 y 2009 fueron testigos de una de las peores crisis financieras de la época moderna. Pero al tocar fondo solo queda subir y la economía comenzó un ciclo de crecimiento, que se materializó con una diversidad de empresas batiendo récords históricos en sus debuts en Bolsa.
Con un panorama positivo, las empresas optaron por hacer ofertas públicas iniciales -las llamadas OPIs-, o lo que es lo mismo salir a Bolsa. Una OPI es cuando una empresa decide vender sus acciones para que las personas las adquieran. Con esta operación, la empresa recibe dinero y el inversionista un pedazo de la compañía. Los recursos de las empresas pueden estar destinados a un sinfín de objetivos: pagar deudas, expandirse o comprar otras empresas, entre otras.
Cuando un mercado pasa por una buena racha, las empresas se sienten motivadas para salir a Bolsa, pues los inversionistas suelen valuar más alto a las compañías, que les den más dinero por su compañía. En esta década se materializaron los planes de grandes firmas, aunque el mercado también tuvo salidas sorpresa y que marcaron un hito en la historia.