Publicidad sexista en México
El de Doritos no es el único comercial del tipo lanzado por ese año. Sprite tuvo la campaña “Las cosas como son". En uno de sus anuncios, titulado “Tu amigo te trae ganas”, se plantea que las amistades entre hombres y mujeres no pueden existir porque ellos ya tienen amigos y su único objetivo con alguien del género opuesto es concretar una relación sexual.
Un par de años después, Snickers sacó a la luz una serie de comerciales en los que señalaba que cuando un hombre tenía hambre, se ponía como “nena”. Éstos incluso fueron protagonizados por famosas mexicanas como Anahí y Lucía Méndez.
La lista de ejemplos de comerciales que lanzaban mensajes de este estilo puede seguir, pero la duda es si en la última década algo ha cambiado significativamente desde quienes crean la publicidad.
Para dar respuesta, Expansión consultó a Camila Trombert Alcoholado, directora general de la agencia de publicidad con perspectiva de género Guoman, así como cofundadora de Cruces x Rosas, asociación civil contra la violencia de género, directora de Amorosamente y miembro de DoingGud.
Romper los estereotipos es el primer paso
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), a lo largo de su historia, los medios de comunicación han reproducido los estereotipos de lo femenino y lo masculino mediante la emisión de contenidos con representaciones sexistas, fortaleciendo con ello las inequidades entre mujeres y hombres.
"Es así como los medios continúan fomentando los roles tradicionales; por ejemplo, en las revistas y en la publicidad, la imagen de la mujer como objeto sexual es la que predomina y pese a la intención de presentarla desarrollando sus dotes profesionales, se continúa mostrándola más preocupada por su aspecto físico que por el intelectual", detalla el organismo.
Trombert Alcoholado considera que este tipo de mensajes son el resultado de una industria machista:
"Socialmente, el sistema nos ha puesto en desventaja (a las mujeres) y esa desventaja evidente también ha generado mucha frustración en los varones, mucha exigencia, mucha responsabilidad en ellos y eso es lo que conocemos como ‘masculinidad tóxica’", señala.
La experta dice que el camino para cambiar estos patrones requiere, como primer paso, "romper los estereotipos con los que hombres y mujeres hemos cargado de manera histórica". Para ello, considera que resulta crucial hablar de que la brecha de género y los sesgos que existen en el área publicitaria.
"El feminismo como movimiento tiene muchas variantes, en la comunicación -que es el área que nos compete- es cómo nosotros dejamos de promover estereotipos negativos y empezamos a ver el género como un constructo sociocultural donde el rosa no le gusta más a la niñas y el azul a los niños, sino que ha habido una comunicación y un tema de negocio que promueve las muñecas en un espacio y los coches en otro".