Empresas, afectadas por robos carreteros
En México se detectaron 19 sitios donde el robo a transportistas es mucho más alto, siendo el Distrito Federal, Estado de México, Puebla y Veracruz los puntos donde repuntan estos ilícitos, de acuerdo con una investigación realizada por Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).
Según el análisis, este delito ha generado pérdidas al sector transportista por más de 11,000 millones de dólares (mdd) durante este año.
En 2009 se cometieron más de 10,000 robos en contra del transporte de carga y el 93% de los delitos fue realizado con violencia, según datos de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
El informe de GMSI menciona que los tramos donde repunta esta actividad son, en primer lugar, las delegaciones de Iztapalapa, Gustavo A. Madero e Iztacalco, en el Distrito Federal. Le siguen la carretera México Querétaro, México-Pachuca, la libre de México-Puebla, la libre de Chalco-Ixtapaluca, y el tramo México-Toluca.
A esta lista se anexan otros tramos peligrosos: San Miguel Jagueyes-Praderas del Potrero; Ecatepec-Texpan; La Barca-Maravatío; la autopista Benito Juárez, en Culiacán: la ciudad de Agua Prieta, en Sonora; las carreteras de Matamoros a Nuevo Laredo; el trayecto de Chihuahua a Ojinaga; y de Hermosillo a Nogales.
Además, los corredores de Veracruz-Monterrey con ramal en Matamoros; Ciudad de México-Nuevo Laredo con ramal en Piedras Negras; Lázaro Cárdenas-Manzanillo-Tampico, y la vía Acapulco-Veracruz.
Cifras arrojadas por la Canacar revelan que las compañías invierten hasta el 50% de su utilidad en soluciones de seguridad. Detrás de este hecho delictivo hay toda una estructura, las agrupaciones inmersas en estos asaltos tienen -en muchos casos- sus propios tráileres para cargar la mercancía.
¿Cómo operan?
La firma de seguridad privada identifica tres esquemas clave de modus operandi. En el primer caso, los asaltos en las carreteras libres se realizan a mano armada, por dos individuos que aprovechan las malas condiciones del camino para amagar a los conductores.
En segundo lugar, en los puntos aledaños al Aeropuerto, los delincuentes simulan ser policías judiciales que verifican carga y documentos, y secuestran por una hora, aproximadamente, al conductor en lo que obtienen las mercancías. El tercer modelo es fingir un retén policial y, una vez que el chofer baja del camión, perpetran el atraco.
En los tres escenarios "los asaltantes cuentan con tráileres, en 91.7% de las veces se emplea violencia, siendo 88.7% de los casos con armas de fuego y 15.8% con instrumentos punzocortantes", describe el presidente de GMSI, Alejandro Desfassiaux.
Las armas más comunes son las cortas (88.7%), largas en 10.5% de los actos de delincuencia y, en forma reciente, se ha detectado el uso de subametralladoras (0.7%). Para el caso de herramientas punzocortantes destaca el empleo de cuchillos (46.8%) y navajas (43.9%).
"El 82% de tales ilícitos los cometen delincuentes comunes y sólo se ha detectado que entre éstos el 0.6% está ligado a bandas de secuestradores", afirma Desfassiaux.
Informes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Canacar y las empresas ferroviarias Ferromex y Kansas City Southern México coinciden en que existe cierto tipo de mercancía más atractiva para los asaltantes. Generalmente es la que se puede colocar más rápido en el mercado, como medicina, ropa de marca, cosméticos, aparatos eléctricos, vinos y licores, calzado, computadoras y joyería.
El análisis de GMSI señala que el 54% del movimiento de esos productos en el país se genera vía carretera y el 98% de la carga robada no se recupera. ¿Algunas víctimas? En los últimos meses, los grandes golpes delictivos incluyen atraco de siete kilogramos de oro macizo con un valor en el mercado de 2 millones de pesos (mdp); cargamento de relojes valuado en 73,000 pesos; toneladas de lámparas Phillips; y prendas de vestir de la marca Mussi con un costo superior a los 700,000 pesos. A esto se suma 1.3 mdp en equipo de la empresa HP, así como teléfonos celulares de LG, valuados en más de 2.5 mdp.
"Existen herramientas tecnológicas como chips, etiquetas RFID o sistemas GPS, que son un valioso apoyo al momento de intentar disminuir los robos, porque permiten rastrear la unidad y la mercancía, para que los ladrones tengan poco margen de maniobra", puntualiza Desfassiaux.
Aún con la incorporación de recursos tecnológicos, este mercado delictivo va generando un incremento en los costos que las empresas tienen que pagar por su seguridad. Las pólizas que cubren estos actos aumentaron un 30% y el costo de los fletes se elevó este 2010, en promedio, un 5%, refiere el análisis del Grupo de Seguridad.