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Los haitianos advierten riesgos implícitos en la ayuda extranjera

La ayuda proporcionada al país caribeño obstaculiza a su gobierno para brindar servicios básicos como drenaje, luz y agua potable
dom 14 marzo 2010 01:13 PM
Los haitianos reciben ayuda internacional tras el terremoto
Casi 10,000 organizaciones no gubernamentales ayudan en Hait Los haitianos reciben ayuda internacional tras el terremoto

Las manos que ayudan a Haití a recuperarse de un devastador terremoto, podrían lesionar su recuperación a largo plazo.

Ésta es la preocupación expuesta por algunos académicos, habitantes y empleados de salvación de Haití.

El mundo ha permanecido junto a Haití desde que el 12 de enero pasado un terremoto mató por lo menos a 217,000 personas y desplazó al menos a un millón dentro de la empobrecida nación.

A pesar de esto, los mismos grupos que se han ofrecido para ayudar a Haití en los dos meses pasados –gobiernos extranjeros, grupos de salvación y compañías que prometen reconstruir– podrían obstaculizar la supervivencia de Haití a largo plazo, dicen algunos.

Ronald Agenor, un haitiano-americano, dice que está agradecido por la ayuda mundial. Pero él no quiere que el terremoto borre uno de los activos más preciosos de este país: su independencia.

“Ya no somos un país”, dice Agenor, un reconocido ex tenista profesional. “No parece que tengamos un gobierno. Somos un lugar a donde la gente acude a dar dinero”.

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Cómo la ayuda puede obstruir al gobierno de Haití

Gran parte de la identidad nacional de Haití está moldeada alrededor de su singular historia. Los haitianos son descendientes de los únicos esclavos que se revelaron contra sus amos en el siglo 19.

Haití, entonces, ha luchado desde que se desprendió de sus gobernantes coloniales, los franceses. Aun antes del terremoto, el desempleo rondaba alrededor del 15 por ciento, y más de la mitad de los haitianos vivían con un dólar al día. La continua inestabilidad política se suma a la miseria de Haití.

Naciones de occidente y grupos de salvación han dado pasos desde hace años para ayudar. Pero alguna de esa ayuda ha sido contraproducente, dice Alex Dupuy, habitante de Haití y profesor de Sociología en la Universidad de Wesleyand en Connecticut.

“Haití ha sido transformado durante los años en un país dependiente de ayuda”, dijo Dupuy. “Mucha de la ayuda ha debilitado más la capacidad del gobierno de proveer”.

En Haití, el gobierno no proporciona servicios básicos como drenaje, electricidad o agua potable, dijo Dupuy. Gran parte de eso es proveído por organizaciones no gubernamentales, u ONG’s, como los grupos de salvación, dice.

“Se convierte en un círculo vicioso”, dijo Dupuy. “El Estado nunca es obligado a encarar sus responsabilidades”.

Los haitianos educados podrían quedarse y ayudar a su país, pero muchos prefieren mudarse a algún otro lugar por una vida más confortable, dice Dupuy.

“Existen más doctores haitianos practicando la medicina en Montreal que en Haití”, dijo Dupuy.

Cobertura total contra terremotos

Los haitianos educados que sí se quedan son a menudo obligados por las circunstancias a trabajar para las organizaciones no gubernamentales que se encuentran ahí, dice J. Phil Thompson, un profesor de estudios urbanos del Instituto Tecnológico de Massachusetts que ha viajado a zonas de desastre alrededor del mundo para ayudar a comunidades a recuperarse.

Thompson dice que hay casi 10,000 ONG’s en Haití.

“Los haitianos frecuentemente no quieren trabajar para el gobierno, porque los salarios no pueden competir con las donaciones que diversos intermediarios pueden pagar”, dijo Thompson.

Aprovechándose de la miseria de Haití

Las manos de ayuda han lastimado a Haití en el pasado, dicen algunos haitianos. Poderosos intrusos tomaron ventaja de la debilidad del gobierno haitiano para su provecho.

Dupuy dice que a principios de la década de 1970, Haití era autosuficiente en su producción de arroz. Hoy, es el cuarto importador más grande del arroz producido por granjeros norteamericanos, quienes son subsidiados por el gobierno de Estados Unidos.

El cambio ocurrió porque mucha de la ayuda extranjera a Haití tenía compromisos adjuntos. Haití tuvo que remover sus tarifas y abrir su economía a las importaciones extranjeras, dijo.

“Todo lo cual trajo consecuencias devastadoras para la agricultura haitiana”, dijo Dupuy. “Haití no tiene que demostrarlo. Ahora importa 25% de la comida que consume”.

La condición de pobreza de Haití también provee oportunidades para compañías que dirigen el país.

“Se está usando como un paraíso para la mano de obra barata en las industrias textil y del vestido”, dijo Dupuy. “Esas industrias van a Haití porque hay abundancia de mano de la mano de obra más obra barata en el hemisferio occidental”.

Incluso aquellas compañías que prometen reconstruir Haití deben ser vistas con sospechas, dice un académico.

La recuperación de Haití podría ser obstaculizada por forasteros sin escrúpulos y haitianos oportunistas, quienes podrían apoderarse de la tierra para ellos mismos haciendo pasar sus esfuerzos como “ayuda para la recuperación”, dijo Thompson.

Después de que el huracán Katrina borrara el Lower Ninth Ward en Nueva Orleans, Louisiana, un grupo de desarrolladores propuso convertir el área en un campo de golf, dijo Thompson. Después del tsunami de 2004 en Asia, desarrolladores propusieron construir hoteles lujosos sobre las comunidades pesqueras que habían sido barridas, agregó.

El mismo patrón podría repetirse en Puerto Príncipe, la capital, para “remodelar” Haití, dijo Thompson.

“En cualquier lugar que he trabajado donde ha habido un desastre, siempre ha habido arrebatos de tierra por la élite”, dijo Thompson.

Los haitianos dicen cómo se puede recuperar su país

Los haitianos podrían salir fortalecidos de este desastre si toman más control de su destino, dijo Thompson.

Thompson sugiere que los haitianos creen un fondo de inversión social, que sería usado para canalizar el dinero que los expatriados envían a su patria hacia inversiones en tecnologías renovables, educación y dotación de viviendas.

Se ha estimado que hasta un 36 por ciento del producto interno bruto de Haití viene de las remesas, o dinero que los haitianos reciben de otros haitianos en el extranjero.

“Porque los haitianos están invirtiendo en Haití estarán seguros que nadie será timado”, dijo Thompson sobre el fondo de inversión.

Agenor, el tenista haitiano-americano, recomienda un cambio más sutil para aprovechar las posibilidades de su país: enseñar más inglés a la juventud haitiana.

El criollo y el inglés son los idiomas principales en Haití. Pero las mejores oportunidades de empleo para los haitianos se encuentran a casi una hora de vuelo, en EU, donde el inglés es el idioma principal, dice Agenor.

“Tenemos una cultura francesa, pero estamos tan cerca de América”, dijo Agenor, quien ahora vive en Los Ángeles, California. “Cuando los haitianos van a EU no hablan inglés. No pueden ir al colegio. Cuando otros isleños angloparlantes van a EU, 80 por ciento del trabajo ya está hecho”.

Los grupos de salvación pueden ayudar a los haitianos en el corto plazo, pero no sólo proveyendo comida, refugio y agua, sino contratando a obreros haitianos en proyectos de reconstrucción y solicitando su consejo, dice un experto en salvación.

“No hay nada peor que un montón de extranjeros vengan a arreglar todo”, dijo David Humprhies, vocero de CHF International, una organización humanitaria que está en Haití. “La autoestima y el consumo interno son muy importantes para cualquier comunidad. Ellos necesitan decir ‘este es nuestro edificio, nuestro hospital’”.

La pérdida y el encuentro de Haití

El aporte local también puede evitar desperdiciar recursos preciosos, dice Humphries.

“Puedes construir un hospital, pero si no hay un camino funcional hasta él, es un elefante blanco”, dijo Humphries. “La gente lo despreciará. Ve a la comunidad, toma sus aportes y úsalos”.

A pesar de los retos futuros algunos haitianos permanecen optimistas. Las noticias sobre las réplicas del terremoto son llenadas con historias acerca del poder de recuperación de los haitianos.

Maggie Boyer, una habitante haitiana que es directora de comunicación de World Vision, una agencia humanitaria cristiana internacional, dice que los vendedores callejeros y los coloridos taxis compartidos ya han regresado a las calles de Puerto Príncipe.

“Dada nuestra historia como la primera república negra”, dijo Boyer, “nos ha quedado la sensación de que somos buenos, que podemos ganar y que podemos salir adelante”.

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