El derrame en el Golfo de México puede convertirse en desastre ambiental

Los técnicos de British Petroleum (BP) intentan contener con vehículos robóticos submarinos el vertido de crudo en la plataforma del Golfo de México que explotó la semana pasada, y que podría causar un desastre ambiental en el área.
La agencia de noticias EFE reporta que el derrame cubre ya unos 1,550 kilómetros cuadrados y se encuentra a unos 110 kilómetros de las costas de Mississippi y Alabama.
Este incidente se produce a menos de un mes de que el presidente Barack Obama, en un cambio de curso desde sus promesas preelectorales, autorizó la exploración por petróleo y gas frente a las costas de Estados Unidos.
Sin embargo, de momento, el vertido no parece que vaya a causar un desastre ambiental de proporciones catastróficas.
La contraalmirante del Servicio de Guardacostas, Mary Landry, encargada de la operación de socorro y limpieza, dijo: "Hasta ahora no ha habido impacto (del derrame) en las costas. Nuestra prioridad es el control del pozo mientras el petróleo esté tan lejos de las costas como sea posible".
Landry explicó que del pozo emergen unos 1,000 barriles diarios de crudo, unos 160,000 litros.
BP, la mayor extractora de petróleo en el Golfo de México y operadora del yacimiento Macondo, había arrendado la plataforma Deepwater Horizon de la firma Transocean, que es la que explotó el pasado miércoles, para las perforaciones de exploración.
BP tiene una participación del 65% en la exploración, asociado con las empresas petroleras Andarko y Mitsui.
El incendio en la plataforma comenzó el 20 de abril después de una explosión que, según Transocean, puede haber sido causada por una voladura, esto es, un aumento inesperado de la presión que expulsó petróleo en el tope del pozo.
La plataforma se hundió dos días después.
Once de los 126 trabajadores que estaban a bordo de la plataforma están perdidos y se ha suspendido su búsqueda.
En buena medida, la tarea de tapar el pozo es difícil porque los equipos principales se encuentran a unos 1,500 metros de profundidad en el suelo marino, algo impensable en la industria petrolera hace pocas décadas, pero que es posible por el avance tecnológico y la necesidad global de encontrar nuevos yacimientos.
Los esfuerzos iniciales de BP con sus vehículos submarinos, operados por control remoto, apuntaron a activar un aparato de 450 toneladas en el fondo del mar que puede obturar el pozo. La activación de la válvula puede llevar de 24 a 36 horas de trabajo.
Si esto no diera resultado, la opción es el bombeo de un fluido pesado en un pozo de alivio para impedir que siga fluyendo crudo desde el fondo del Golfo de México.
Transocean, por su parte, ha enviado dos plataformas para las tareas de control del escape. La primera debía llegar hoy al sitio y la otra se espera que llegue el 2 de mayo próximo.
BP ha movilizado, además, 32 naves con las líneas de flotadores y otros equipos adecuados para contener y recoger el crudo, impidiendo que llegue a las costas.
La firma señaló que tiene listos para su uso unos 380,000 litros de disolvente de petróleo, esto es casi un tercio del inventario mundial de esos compuestos químicos.
Los activistas ambientales que reaccionaron cuando el 31 de marzo, Obama puso fin a una moratoria de dos décadas en la exploración por hidrocarburos en zonas marinas próximas a las costas de Estados Unidos, están preocupados porque el crudo en el agua dañe a las aves y los mamíferos marinos.
Keith Clarke, de la Universidad de California y quien estudió un derrame en 1969 frente a las costas de ese Estado, dijo al diario The Wall Street Journal que "también la pesca podría resultar afectada".
No obstante, hasta el momento, no se tienen noticias de que el vertido haya afectado a la industria camaronera en las cosas de Louisiana y Mississippi.