Ciudades espejo: la violencia en Medellín y Juárez
Atrapada en una sangrienta guerra entre pandillas que se disputan el negocio de la droga y el territorio, Medellín vuelve a ser una de las ciudades más violentas de Colombia, con más de 500 homicidios en tres meses.
La urbe que vivió un proceso de transformación, actualmente revela una realidad distinta: la gran disputa entre bandas en una vecindad atemorizada.
Los colombianos pensaron que la inversión que se hizo para la infraestructura de los IX Juegos Sudamericanos, celebrados en marzo de 2010, iba a ser suficiente para salvar a la ciudad de la violencia entre grupos armados.
En la Villa Sudamericana se invirtieron 16 millones de dólares. Actualmente, viven ahí 621 familias de clase media que adquirieron las viviendas con subsidios estatales, de acuerdo con la agencia EFE.
Nada de eso impidió que en el primer trimestre de este año, el homicidio de menores aumentara 138% respecto al mismo periodo del año pasado. Las autoridades locales aseguran que el incremento se debe a que los grupos delictivos cada vez reclutan a un mayor número de niños y adolescentes.
"El número de niños, niñas y adolescentes víctimas de homicidio durante los tres primeros meses del 2010 fue de 50, mientras que en el 2009 en este mismo periodo las víctimas fueron 21 y en el caso de jóvenes entre los 18 y 25 años se pasó de 103 víctimas en el 2009 a 176 en el 2010", indica el informe de la Personería de Medellín.
El reporte menciona que en esta ciudad de Colombia, los actores generadores de esa violencia son los grupos armados ilegales, quienes se disputan el control territorial y generan graves violaciones de los derechos humanos entre los habitantes.
Durante el primer trimestre de 2010, al menos 670 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Los principales motivos de tales migraciones forzadas han sido las amenazas, los homicidios de familiares y allegados, el intento de vincular a los niños, niñas, adolescentes con grupos armados y la tentativa de homicidios.
"Preocupa de manera específica la grave situación de violencia generada por los enfrentamientos entre grupos armados, que ha sido una constante durante este año, presentándose sin distinción de horario y en medio de la población civil, a pesar de la presencia de la fuerza pública", menciona el reporte.
Violencia cotidiana
"Home pirobo, te voy a matar delante de tu mamá", grita un hombre agazapado desde su casa, al que le responden: "te vas a morir en ayunas"; y el primero vuelve a gritar "dispara vos que yo también te disparo". A continuación comienza el tiroteo, no importa que sea de día o de noche, reporta EFE.
Es el escenario común en Medellín, en la Comuna 13, en las colinas que rodean la ciudad y donde quienes gobiernan son los combos.
"Un combo es como una familia, como una hermandad. En el combo se vive, se come y se muere; ya después cuando el güiro (guerra pandillera) hay que cuidar la vida de cada uno y la del socio, aquí nos cuidamos entre todos", explica Caliche a la agencia EFE.
Este joven integra uno de los distintos grupos armados, formados por unos 30 o 40 jóvenes, que, además de controlar zonas para traficar con droga, extorsionan a comerciantes y transportadores.
Según EFE, la nueva guerra comenzó tras la operación Orión, en octubre de 2002, cuando un gran operativo militar y policial ingresó en la Comuna 13 y acabó con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
"En la comuna siempre ha estado presente (la violencia), primero eran los caretrapo (guerrilleros que se cubrían la cara), las milicias populares, la operación Orión para sacar a los 'guerrillos', y luego una paz ficticia porque eran los paracos (paramilitares) los que estaban por aquí", explica a la agencia, Pipe, el apodo con el que es conocido en su barrio.
"Nosotros -prosigue- nos cansamos de los abusos de esa gente y nos tocó pararnos y defender nuestra zona para que hubiera convivencia y paz (...), para que no nos ataque gente desconocida".
Y es que tras la operación Orión, los paramilitares se hicieron con el control y el lugar se convirtió en un territorio del miedo, en escenario de multitud de abusos.
Así nacieron los 'combos' en una carrera que hoy resulta casi incontrolable, y la prueba está en el gran incendio que la semana pasada arrasó las casas de madera, cartón y plástico de 200 familias, al parecer, originado por una de esas bandas.
"Nosotros éramos jóvenes y no tirábamos vicio ni nada, hasta que se entraron los paracos (...), nos daban bate, más que todo por eso es que estamos aquí en la guerra", cita EFE, a quien dice llamarse Boa.
Al inicio, cada combo tenía su "plaza de vicio" (punto de venta de drogas), pero poco a poco comenzaron las disputas, algunos se pasaron al enemigo o delataron a compañeros, y así llegaron a la alta confrontación actual.
Ciudad Juárez, un escenario similar