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Opinión: ¿Cómo pueden encontrar la paz cristianos y musulmanes?

Cómo puede la religión promover la paz, es tema de una reunión entre líderes de diversos credos convocada por el Papa, tras ataque en Egipto
lun 03 enero 2011 02:17 PM
Egipto - Vaticano - paz
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Nota del editor: Paul Moses, profesor de periodismo en el Brooklyn College y en la Escuela de Graduados para Periodismo de CUNY, es el autor de “El Santo y el Sultán: Las Cruzadas, el Islam y la Misión de Paz de Francisco de Asís” (Doubleday, 2009)

NUEVA YORK (CNN) - Horas después del ataque terrorista que mató a 21 personas en la iglesia copta en Alejandría , Egipto, el papa Benedicto XVI anunció que sostendrá una reunión interreligiosa en octubre próximo en Asís, Italia, para discutir con otros líderes cómo puede la religión promover la paz.

Marcará el 25 aniversario del Día Mundial para la Oración por la Paz que el papa Juan Pablo II celebró ahí el 26 de octubre de 1986. La elección de Asís, una ciudad del centro de Italia, como sede no es precisamente por su accesibilidad a un aeropuerto. Se escogió por ser el lugar de nacimiento de San Francisco, el querido santo cristiano cuya generosidad de espíritu y constante búsqueda de la paz son ejemplificadas con un encuentro amistoso que sostuvo con el sultán Malik Al-Kamil de Egipto, en medio de la Quinta Cruzada en 1219.

Con el ejemplo de Francisco comenzando a inspirar a los cristianos en los diálogos interreligiosos, es momento de decir que el sultán Al-Kamil, también puede ser un modelo a seguir.

Aún no está claro quién es responsable del horrible atentado en Alejandría, que se dio después de amenazas de un grupo en Iraq con vínculos con Al Qaeda. Lo que está claro es que el sultán Al-Kamil da un ejemplo del respeto musulmán a la santidad cristiana.

El sultán Al-Kamil, sobrino del gran guerrero musulmán Salah Al-Din Yusuf Ibn Ayyub, o Saladin, gobernó Egipto durante 40 años como virrey y sultán. Él prosperó durante tiempos difíciles marcados por la hambruna y los ataques de los mongoles del este y los cruzados del oeste.

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Cuando Francisco cruzó las líneas enemigas para llegar al campamento del sultán cerca del Nilo durante el verano de 1219, el sultán tenía todos los motivos para no recibir a un hombre que quería predicar la fe de sus enemigos. Pero permitió que el fraile permaneciera durante varios días de discusiones.

La conducta del sultán reflejó el respeto tradicional de los musulmanes por los sagrados monjes cristianos, una tradición que se remonta hasta el profeta Mahoma, quien se reunió con los monjes cristianos. Se dice que algunos de esos monjes fueron los primeros en reconocer el potencial de ser un profeta. El Corán habla con afecto de los monjes cristianos, diciendo que sus ojos se cubrieron de lágrimas al reconocer la verdad de Dios.

Registros medievales de la Iglesia Copta, la antigua iglesia de Egipto, alaba al sultán Al-Kamil por su tolerancia. El falló a favor de los cristianos coptos cuando se desencadenó una disputa sobre construir una iglesia o una mezquita en un sitio del Cairo. Los cristianos coptos desfilaron alegremente en las calles del Cairo en otra ocasión cuando los favoreció en una disputa sobre la posesión de vasijas de oro y otros tesoros descubiertos durante la construcción de un pozo en el monasterio.

Él también negoció sabiamente con los cristianos coptos cuando se le pidió que decidiera una controversia dentro de la iglesia sobre quién se convertiría en su patriarca. Y cuando él derrotó al ejercito cristiano invasor en la Quinta Cruzada, sorprendió a los hambrientos cruzados al alimentarlos y asegurarles un transporte de vuelta a casa. Al mismo tiempo, él era un fiel musulmán sunita, que construyó escuelas religiosas y un hermoso monumento con domo a uno de los grandes sabios del islam, Iman Al-Shafi’i.

Mientras me encontraba escribiendo un libro sobre el encuentro del santo y el sultán, comencé con el típico escepticismo periodístico sobre alguien tan poderoso como el sultán. Él me ganó mientras investigaba sobre su vida; cuando me di cuenta que el sultán Al-Kamil era un hombre de Estado cuyas sabias acciones estaban estrechamente basadas en su fe religiosa.

En una ocasión, me tomé un par de horas de mi investigación en el Cairo para hablar ante un grupo de estudiantes en una escuela cristiana para mujeres. A pesar de que los niños estudiantes de Egipto tienen miles de años de historia para estudiar, estos alumnos reconocieron inmediatamente al sultán cuando hablé acerca de él, viéndolo como un líder que era tanto amable como fuerte.

Cuando los líderes religiosos del mundo se reúnan en la ciudad natal de Francisco de Asís este octubre para discutir cómo la religión puede ser una herramienta para la paz, harán bien en señalar el ejemplo del líder musulmán que estuvo dispuesto a escucharlo.

Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Paul Moses.

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