En Japón, los jóvenes cambian las fiestas de graduación por funerales
Normalmente, en esta época del año los niños japoneses están celebrando su graduación y se muestran ansiosos por el comienzo del siguiente capítulo de sus jóvenes vidas.
Pero en la Escuela Secundaria Junior No. 1 de Rikuzentakata, los estudiantes están de luto por el final de vidas jóvenes —tres hasta el momento—, según comentan.
Los alumnos se reunieron el lunes alrededor de un auto, cargando el cuerpo de su amigo, Hiroki Sugawara, de 16 años.
Éste no fue un funeral planeado. Apenas se le puede considerar un funeral. Pero esto fue lo mejor que sus padres pudieron hacer, dado el número masivo de muertes provocadas por el histórico tsunami en Japón .
Los padres de Hiroki y sus dos hermanos llevaron su cuerpo a la escuela, la cual es ahora un refugio de emergencia. Con su cara —muy lastimada por el devastador tsunami— expuesta, el padre de Hiroki dijo que quería que sus amigos tuvieran la oportunidad de decirle adiós al niño que amaba jugar futbol con sus compañeros.
"No pierdan la esperanza", dijo entre lágrimas el padre de Hiroki, hablando ante dos decenas de amigos de Hiroki. "Sigan viviendo por mi hijo".
Hiroki no debería estar muerto, dijo su mejor amigo, Takuma Kinno. Hiroki no fue a la escuela el día que azotó el tsunami, estaba en la casa de sus abuelos, ubicada en un terreno bajo. Sus amigos estaban en la escuela, la cual se ubica por encima de las colonias devastadas por el tsunami.
"He perdido a mi mejor amigo", dijo Kinno. "Hiroki murió joven. Debió haber vivido una vida larga". El alcance de la devastación de Rikuzentakata deja atónita a la imaginación de los observadores de fuera.
A donde quiera que veas, sólo quedan millas de palos rotos de lo que antes eran casas. Entre los desechos, hay señales de vidas rotas: un martillo de juguete de algún niño, un carrito y una bicicleta.
Para los niños que habitaban estas colonias y sobrevivieron, es simplemente incomprensible, comentan las organizaciones de asistencia.
"Ya hemos hablado con niños que tienen pesadillas y que no pueden dormir. Están asustados del mar porque creen que va a regresar. Tienen miedo de estar dentro de edificios por la violencia con que se sacudieron con el terremoto. Definitivamente hay una posibilidad de que estos niños tengan serias dificultades para asimilar lo que les ocurrió ", dijo Andrew Wander, de Salven a los Niños.
La familia de Hiroki Sugawara estuvo 10 minutos en la escuela. No querían una escena, tan sólo darle a los amigos de su hijo la oportunidad de decirle adiós.
Algunas de las compañeras de Hiroki abrazaron a su madre, quien lloraba intensamente. Los compañeros de futbol de Hiroki lloraron, sin poder acercarse al auto. El hermano menor de Hiroki estrechó sus manos e inclinó su cabeza en una posición de duelo demasiado madura para su edad. Los padres de Hiroki hicieron reverencia a los compañeros de su hijo, como es típico en los funerales japoneses. Su padre cubrió la cara de su hijo y se colocó en la parte trasera del auto, junto a su hijo.
El que un padre entierre a su hijo va contra el orden natural de la vida. Pero en estos días no hay nada natural ni ordenado en Rikuzentakata.