¿Quiénes son los agitadores detrás de las revueltas en Inglaterra?
Imágenes de jóvenes con pasamontañas y con sudaderas con capuchas saqueando tiendas, participando en revueltas e incendiando edificios continúan generando indignación en Inglaterra.
Aquellos detrás de las máscaras han sido demonizados por algunos como criminales oportunistas de comunidades de bajos recursos que viven de limosnas.
El alcalde de Londres, Boris Johnson, dijo que aquellos involucrados son culpables de “criminalidad sin sentido” por lo que no hay justificación. Las columnas de diarios de derecha arremeten contra los jóvenes “que no creen que haya necesidad de trabajar”.
Pero los académicos y los líderes de la comunidad afirman que las identidades de aquellos que han tomado las calles y las razones por las que lo han hecho son mucho más complicadas , y representan una caja de tensiones económicas y sociales cuya explosión era casi inevitable.
En la tercera noche de violencia que azota a Londres, mientras la policía con equipo antimotines esquivaba proyectiles en las calles llenas de humo de autos incendiados, quedó claro que sus oponentes son de diferentes perfiles: jóvenes y viejos, negros y blancos.
Asimismo, en zonas comerciales donde saqueadores rompieron las cadenas de las puertas de seguridad y se llevaron pantallas planas y artículos deportivos, pudo apreciarse a hombres y mujeres huyendo con bolsas de bienes robados.
Paul Bagguley, un sociólogo de la Universidad de Leeds, afirma que mientras las identidades de aquellos involucrados pueden variar, diferentes tipos de trastornos tienden a atraer a los diversos grupos sociales; patrones que coinciden con levantamientos previos en Inglaterra.
“En términos de enfrentamiento directo con la policía , la mayoría son hombres, pero en términos de saqueos, está mezclado: hombres y mujeres están involucrados”.
Sin embargo, Bagguley dijo que aquellos involucrados comparten antecedentes de bajos ingresos, lo cual sugiere que aunque la violencia pudo haber sido disparada por el enojo de un mortal tiroteo policiaco que ocurrió la semana pasada, el impacto de largo plazo de la crisis económica mundial ha contribuido a alimentar el fuego.
“Tengo fuertes sospechas de que la gente que está desempleada o que tiene ingresos muy bajos es la que está involucrada en esto. La gente sufre constantemente adversidades y ve las tiendas llenas de productos que no pueden comprar y que no sólo les gustaría tener sino que los estimulan a tenerlas, mucho de esto es lo que está ocurriendo”.
Asimismo, el criminólogo de la Universidad de Bedfordshire, John Pitts, afirma que los recientes recortes a apoyos a la juventud por parte del gobierno, así como pérdidas de empleos en el sector público –un empleador clave en algunas zonas de conflicto– han exacerbado la situación.
“Pienso que hay un creciente descontento en esas colonias, lo cual no lo justifica, pero de alguna manera explica su animosidad”.
Aunque muchos de los involucrados provienen de hogares de bajos recursos, Bagguley afirma que es demasiado simplista considerar a los perpetradores como un producto de una cultura de beneficios, una explicación dada con frecuencia por comentaristas de derecha en Inglaterra.
Por su parte, líderes de la comunidad culpan a la sensación de pérdida de derechos que sienten los jóvenes que viven en ciudades como Londres, donde las disparidades entre los ricos y pobres generan mucho resentimiento hacia las autoridades que no atienden sus problemas.
“Aunque son producto de nuestra cultura consumista, no se identifican con esta sociedad, no tienen intereses y por lo tanto nada que perder”, dijo Symeon Brown, un activista y comentarista social de Tottenham, Londres, donde el sábado comenzaron las revueltas.
Lee Jasper, un prominente líder de la comunidad londinense, coincidió en que estaba mal categorizar a los saqueadores y agitadores como criminales sin tomar en cuenta los resentimientos acumulados, no sólo por el tiroteo de la semana pasada, sino otras malas acciones de la policía.
“Hay una tremenda ansiedad, molestia y demanda por justicia que han desatado legítimas manifestaciones”, destacó.
“Pueden calificarlos como maleantes, pero si la gente piensa que la solución a los problemas que vemos hoy es simplemente encerrar a miles de personas, creo que están equivocados.
“Hay otras causas de fondo, hay personas en las ciudades que se sienten aisladas y desconectadas de la sociedad, no tienen interés en ella y por lo tanto no ven ninguna razón para adoptar sus valores morales”.
Según Bagguley, lo anterior se compone de la falta de alternativas para la gente cuyas vidas no están definidas por el empleo o compromisos familiares, quizá debido a su juventud (e incluso, en algunos casos, porque las escuelas están en receso de verano).
“Creo que lo que está ocurriendo es que hay muchos jóvenes que están desocupados, por lo que no es tanto su descontento por su situación, sino que no tienen nada más qué hacer”.