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Un soldado de EU impulsa una estrategia humanitaria en Afganistán

Durante su estadía en Afaganistán, el teniente Jackson interactuó con la gente de ahí la mayor parte de su tiempo pensando cómo ayudarlos
dom 14 agosto 2011 07:17 AM
EU - tropas en Afganistán
EU - tropas en Afganistán EU - tropas en Afganistán

Un insurgente talibán con un lanzacohetes ha traído dolorosamente la pregunta: ¿La estrategia estadounidense está funcionando en Afganistán?

Autoridades de la OTAN dijeron que fue supuestamente un RPG el que derribó un helicóptero militar con 30 militares estadounidenses a bordo, 25 de los cuales eran de las fuerzas de Operaciones Especiales.

Todos murieron en el choque, junto a siete tropas afganas y un intérprete afgano. Fue la peor pérdida en un sólo día de vidas estadounidenses desde el comienzo de la guerra a mediados del 2001.

El teniente Jarrin Jackson, quien pasó la mayor parte del año pasado al este de Afganistán, dijo que cree en los principios de la contrainsurgencia impulsados por el general David Petraeus, quien actualmente es director de la CIA . Incluso escribió un ensayo sobre ello en la publicación en línea Small Wars Journal.

La estrategia se reduce a lo siguiente: los insurgentes se apoyan en el miedo y la intimidación de los ciudadanos locales para mantener el control, por lo que la contrainsurgencia se centra en proteger a los ciudadanos de los talibanes y en llevarlos al gobierno afgano.

“No quiero minimizar el papel de hacerse cargo de los malos”, dijo Jackson, quien estaba basado en la provincia de Khost, una fortaleza de los talibanes con muchos insurgentes. “ Nos enfrentamos a misiles y morteros . Pero la mayor parte de mi tiempo en Afganistán, no estaba bajo fuego. Estuve interactuando con la gente de ahí. Entre más lo haces, yo diría que hay mejores resultados”.

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Jackson piensa que la interacción es imperativa, aún con la constante incertidumbre de si la persona con la que estás hablando es de los buenos o de los malos.

“Un tipo puede estar de tu lado una semana. Pero si detuve su auto para que mi camioneta librara un bache y esto hizo que llegara a tiempo al consultorio del doctor… ahora odia al gobierno. Es increíblemente volátil”.

La provincial de Khost comparte frontera con Waziristán, la región de Pakistán que ha sido un refugio para los yihadistas. Estados Unidos cree que Osama bin Laden se escondió ahí durante años tras los ataques del 11 de septiembre y ha sido recientemente un campo de pruebas para las tácticas de contrainsurgencia de Petraeus.

Jackson intentó ponerse en los zapatos de los afganos. Dijo que puede imaginarse cómo se sentiría si su país fuera ocupado durante una década por un ejército extranjero vestido, en sus palabras, como “autómatas”. Por lo que intentó hacer algo para contrarrestarlo.

“Te acercarías a alguien y le dirías: As-salaamu alaykum. ¿Tsenga yee? Es algo como: ¿Qué hay?”, dijo Jackson. “Hay como 20 diferentes maneras de decir hola".

"Me acercaba a un anciano, le daba la mano y lo miraba a la cara sin mis lentes de sol para que pudiera ver mis ojos, y nos dábamos la mano probablemente durante uno o dos minutos”.

A Jackson no le importaba verse tonto, titubeando con el lenguaje Pashto o tratando de decir un chiste. Dijo que estaba tratando; y tratando se avanza en cualquier cultura, aún cuando eres parte de un ejército extranjero.

Señala que la parte humana de su trabajo –descubrir qué aldeas necesitaban prosperar y mantenerlas sin depender de los insurgentes– fue un poco como vivir en una ciudad chica.

“Conoces a la gente con la que vas a la iglesia. Sabes que el perro de la señora Johnson fue al veterinario la semana pasada y el señor Steve se hizo una operación. Conoces esos detalles íntimos”.

Jackson afirmó que en Afganistán, “te podría decir cuándo se cosecharían los campos de algún individuo. Te podría decir que en esta aldea, la gente iría a tal casa para rezar en lugar de la mezquita por un tema de calefacción. Te podría decir a qué hora sería la oración y quién iría a la mezquita”.

Jackson llevaba 10 meses en el país cuando fue a una aldea que no conocía bien. Hizo lo que siempre hace cuando visita un lugar nuevo: él y su contraparte afgana le dicen a los locales que quieren hablar con la persona más influyente del lugar. Salió un anciano decrépito con una larga barba. Le tomó 15 minutos salir de su casa y llegar a la plaza. Tenía varias mantas de lana sobre sus hombros y llevaba una rama torcida como bastón. Se sentó y posó sus manos sobre el bastón entre sus rodillas.

Jackson afirma que se sintió culpable por sacar al anciano de su cálido hogar, pero el hombre empezó a hablar inmediatamente.

“Dijo: tengo un problema. Sé que estoy a punto de morir. Esta aldea no tiene un liderazgo listo para sustituirme y estoy preocupado”, dijo Jackson. “Luego se me quedó viendo”.

Jackson dijo que no estaba seguro sobre qué pensar de un anciano pidiéndole ayuda a un soldado extranjero. El anciano le dijo cómo insurgentes talibanes habían matado recientemente a tres de sus aldeanos y dejaron sus cuerpos pudriéndose como recordatorio para no molestarlos. También le contó de otros problemas.

Según Jackson, durante todo el tiempo que platicaron él estaba tratando de ver la forma de ayudarlos. Sabía que no podría ayudarlos en el largo plazo, pero el anciano claramente “quería algún tipo de respuesta, alguna solución”.

Más tarde, algo se le ocurrió a Jackson. Se acordó del anciano de una aldea justo al norte llamado Mohammed. Las tropas estadounidenses y afganas habían sacado de ahí a todos los talibanes insurgentes el año anterior y la aldea estaba prosperando.

Jackson le preguntó al anciano si conocía a Mohammed. El hombre dijo que sí pero que no habían hablado en años. Entonces Jackson tomó un riesgo.

“Le dije, si conoces a este hombre y este hombre está teniendo éxito y ambos son ancianos de aldeas al este de Afganistán, ¿por qué no platican?”. El hombre lo miró fijamente ya que la idea no se le ocurrió a él, pero le gustó, comentó Jackson.

Jackson fue a la aldea de Mohammed y le pidió que ayudara a su vecino. “Le dije: ¿Ves lo segura que es tu aldea actualmente? ¿Qué tanto más segura y próspera sería si la aldea que está justo al sur fuera igual de fuerte, segura y próspera como la tuya?”. Mohammed dijo que iba a hacer lo que pudiera para ayudar.

Mientras Jackson partía, vio dos figuras dirigiéndose a la aldea de Mohammed. Uno era un niño. El otro era el anciano con su rama torcida.

Tres semanas después, Jackson se fue de Afganistán. Dijo que una pequeña parte de él se quería quedar para ver qué sucedió.

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