Dominique Strauss-Kahn suma apoyo para su regreso político en Francia
Mientras los cargos contra Dominique Strauss-Kahn eran retirados en Nueva York , un amigo mío que vive en la colonia Tribeca, a lado de donde el francés permanecía bajo arresto domiciliario, casualmente me comentó que en varias ocasiones vio a Strauss-Kahn y a su esposa Anne Sinclair a través de un tragaluz del techo del edificio.
Mi amigo dijo que no podía descifrar lo que estaban hablando, pero que a veces tenían un cuaderno jurídico amarillo. Quizá estaban haciendo una lista de cosas qué hacer.
Strauss-Kahn no estaba preocupado por el proceso legal en su contra –ahora retirado-, pero un hombre con sus ambiciones y habilidades organizacionales no es de los que se consumen por el presente.
Él y su esposan, la periodista Anne Sinclair, han sido una de las parejas más poderosas desde que se casaron en 1989.
Ahora que ha recuperado su pasaporte, han surgido especulaciones sobre lo que su regreso podría significar. ¿Ha estado planeando un regreso político? Algunos de sus amigos en el Partido Socialista están anunciando su regreso como si simplemente pudiera recoger las piezas y aún proponerse como candidato presidencial.
Los políticos siempre se están reinventando a sí mismos, pero en el caso de Strauss-Kahn se antoja muy complicado.
Especialmente a la luz de una encuesta de opinión pública tras el retiro de los cargos de violación. Según esa encuesta realizada por BVA, el 80% de los franceses no quieren ver a Strauss-Kahn contendiendo por la presidencia.
Asimismo, una encuesta del grupo IFOP publicada el fin de semana indica que una gran mayoría (61%) de la población no quiere verlo asumiendo un papel ministerial en ningún gobierno futuro en caso de que el Partido Socialista ganara las elecciones del próximo año. Eso es una sorpresa, porque cuando los cargos aún estaban vigentes en Nueva York, las encuestas sobre Strauss-Kahn no eran tan negativas.
Es casi como si los franceses estuvieran dispuestos a juntar los vagones alrededor de uno de los suyos, quien, en la opinión de muchos, estaba siendo perseguido por los fiscales estadounidenses.
Pero cuando el mismo sistema judicial lo liberó de los cargos y parecía que podía regresar a integrarse al escenario político en Francia, las opiniones cambiaron hacia un disgusto por un desagradable caso que no sólo humilló a Strauss-Kahn, sino que muchos se sintieron que se dañó la imagen de la nación entera.
Es más, el caso de Strauss-Kahn exhibió hechos claros que, o eran desconocidos o bien, ignorados por muchos. Primero: Strauss-Kahn y su esposa son muy ricos.
La manera en que conformaron el equipo legal, la fianza de un millón de dólares, la casa en Tribeca, muy llamativa viniendo de alguien que viene de la izquierda política y un partido que se supone debe representar a los intereses de “el pueblo”. Dos: el caso Strauss-Kahn ha provocado un análisis real sobre el papel del sexo y la mala conducta sexual en la política francesa. Durante un verano de gran cobertura mediática del caso, una cantidad de mujeres de alto perfil en la vida política y profesional salieron a hablar sobre el acoso sexual y abuso que sufrieron al escalar en el sistema.
Un ministro joven del gobierno está bajo un proceso legal por presuntos crímenes sexuales producto de quejas presentadas por dos subordinadas, su caída del poder está siendo llamada “daño colateral” del caso Strauss-Kahn.
Asimismo, grupos de mujeres han revitalizado sus campañas para traer un debate público serio sobre la mala conducta sexual. Una feminista dijo: “No hay un país en el mundo civilizado donde las mujeres enfrenten el tipo de insultos sexuales que enfrentan las francesas ”.
L'affaire DSK también generó un reevaluación del rol de la prensa y la privacidad. Quizá, dicen algunos, la vieja noción (en contraste con la estadounidense) de que las vidas privadas de las figuras públicas no es asunto de nadie más que de ellas, necesita cuestionarse.
Si Strauss-Kahn hubiera tenido la reputación de mujeriego –incluso de alguien sospechoso de acoso sexual- quizá alguien lo hubiera reportado antes. Strauss-Kahn aún enfrenta la vergonzosa y posiblemente dañina demanda de la periodista francesa Tristane Banon , quien lo acusa de intento de violación en el 2003. El caso está siendo tan polarizante como el de Nueva York.
Todo tiende a inclinarse en contra de cualquier futuro papel de Strauss-Kahn en la política francesa y, ciertamente, su nombre no estará en la boleta del Partido Socialista por la presidencia cuando el partido lleve a cabo sus primarias en octubre.
Pero aquí, como en cualquier otro lado, la memoria es corta. Una revista de noticias líder tituló su artículo sobre el futuro de Strauss-Kahn, “Strauss-Kahn necesita tomarse su tiempo”, insinuando que podría haber una alternativa al retiro.
Asimismo, la misma encuestadora que reportó que la mayoría de los franceses no querían a Strauss-Kahn en ningún puesto político , se sintió obligada a destacar que el 38% de los franceses piensan que debería tener un empleo ministerial.
Y en cuanto a mi amigo con una ventana hacia el tragaluz de Strauss-Kahn, sabe que pudo hacer una fortuna al rentar el espacio a fotógrafos y periodistas, pero es lo suficientemente inteligente para saber que prácticamente todos los involucrados en el caso de Strauss-Kahn estaban manchados por el mismo.