Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta que reta al mundo

Cristina siempre va más allá. A pesar de una operación por un tumor, un supuesto caso de corrupción en su gobierno y una tragedia ferroviaria con decenas de muertos, una de las tres presidentas de Latinoamérica da un paso al frente y se embarca en discursos de horas sobre asuntos delicados como el reclamo de las Islas Malvinas o la expropiación de la pretrolera Repsol YPF . Una actitud combativa que alterna con el llanto por el recuerdo de su esposo, el expresidente Néstor Kirchner.
“Su inteligencia es indiscutible. Siempre se ha mostrado como una personalidad fuerte, es un animal político brillante por su capacidad de discurso. Un discurso de contenido, comprensible para no iniciados”, considera Pedro Resels, doctor en Economía y analista argentino.
La política de Cristina Fernández de Kirchner (Ciudad de La Plata, Buenos Aires, 1953) divide a los argentinos, pero constituye una figura que “engancha” y acapara el debate público. “Está claro que tiene un carácter particularmente fuerte, absolutamente masculino en ocasiones”, asegura Ariel Crespo, periodista político de la televisión argentina y médico psicoanalista.
Regresó al poder tras ser operada arremetiendo contra Gran Bretaña por un conflicto histórico, pero mostrando su lado más combativo en un momento de supuesta vulnerabilidad. “El asunto de las Malvinas es delicado y es psicótico tratar de abordar este tema por la vía de la confrontación militar, en lugar de la diplomática”, según Crespo.
Vestida de luto y con una cicatriz en el cuello por la intervención de la tiroides, la presidenta denunció que en las islas, territorio por el que Argentina sostuvo una guerra en 1982 con Gran Bretaña, están “depredando” los recursos naturales, el petróleo y la pesca.
Sus seguidores valoran la valentía para defender un territorio que consideran suyo. Sus opositores creen que es una postura que empuja al país hacia una vía muerta y un intento de ocultar las dificultades económicas. Pero la presidenta mantiene su argumento. “No da opción, no cede, siempre se mantiene firme”, apunta Crespo.
“¿Qué le está pasando a la presidenta?”, se pregunta en el diario La Nación el articulista Luis Majul, uno de los que cuestionan su giro “derechista” y su actitud de “creerse dueña de la verdad”. Crespo concluye con que “su carácter explosivo le puede jugar en contra”.
La dualidad de posturas respecto a Cristina también se refleja en la cara B de su vida. Ésta alberga el duelo por la muerte de su esposo a finales de 2010. Ambos formaban desde 2007, cuando ella fue nombrada presidenta, la “pareja gobernante”, como definían los cables de WikiLeaks. Las filtraciones apuntaban una supuesta bipolaridad de Cristina, un rumor extendido desde hace años. El gobierno nunca se pronunció sobre la información.
Aunque el asunto se fue diluyendo, los giros de guión de la presidenta, con lágrimas y alusiones a su esposo, alimentan un debate con dos opciones: estrategia o sufrimiento. “Entiendo el dolor, pero uno tiene que tratar de no utilizarlo. Eso no llega a la gente. Quizá esté mal asesorada o no está bien contenida emocionalmente”, asegura Rebels.
“Sus dos últimos años han sido muy duros, por lo que no me atrevería a juzgar sus crisis de llanto como arma política”, según Crespo. “Parece que vive una identificación con el objeto perdido. La invade un proceso emocional, un duelo que no está resuelto”, sostiene Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Sin una respuesta generalizada, de momento, la gran protagonista de la televisión del país ocupará las pantallas durante otro mandato tras ser reelegida hace unos meses.
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