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Rebeldes crean una universidad para salvar a la 'generación perdida' siria

La Universidad Libre de Siria atiende a cerca de 800 estudiantes en el exilio y a través de las redes sociales y el correo electrónico
sáb 22 marzo 2014 11:10 AM
Guerra Civil en Siria
siria_destruccion Guerra Civil en Siria

De muchas formas, Musab al Jamal es un rebelde modesto.

Su misión es aparentemente inocua. Simplemente quiere educar a los montones de refugiados sirios en edad escolar que se vieron obligados a abandonar sus estudios al huir de Siria.

"Las universidades en Siria básicamente son como prisiones para los estudiantes", dice al Jamal. "Capturan o arrestan a cualquiera que se oponga al régimen. Por otro lado, las universidades del exterior a menudo no aceptan a los estudiantes sirios o estos no pueden pagar la cuota o no hablan el idioma local".

Algunas personas podrían creer que el acceso a la educación superior no es prioridad para los dos millones y medio de refugiados que han huido de Siria desde que el conflicto inició hace tres años. No obstante, para al Jamal y sus colegas es un componente básico para la futura reconstrucción de un país roto.

"Si (los estudiantes que abandonaron sus estudios) regresan a Siria ignorantes y analfabetos, no podrán ayudar a su país", dice.

Al Jamal fue profesor de Derecho en la Universidad de Damasco y se unió a otros maestros expulsados del asolado país para empezar a dar cátedra a los estudiantes en las regiones liberadas del interior de Siria y en los países aledaños.

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En 2013 estableció la Universidad Libre de Siria, una institución académica cuya sede se encuentra en un edificio de departamentos en Reyhanli, una ciudad turca cercana a la frontera con Siria. Ofrece 13 carreras, entre ellas Derecho, Psicología y Negocios.

La mayor parte del financiamiento de la universidad proviene del mismo al Jamal; varios académicos voluntarios donan su tiempo y conocimientos a la causa (al Jamal les hace un pago único cuando se inscriben por el equivalente a 19,500 pesos). Cualquier estudiante que tenga los recursos contribuye con 3,640 pesos por semestre.

"La cantidad es mayormente simbólica", reconoce al Jamal. "Apenas cubre el 10% de los gastos".

Es difícil saber cuántos sirios tuvieron que abandonar sus estudios desde que estalló el conflicto, aunque de acuerdo con Keith Watenpaugh, profesor asociado de la Universidad de California en Davis y coautor de un estudio sobre los universitarios sirios refugiados en Jordania, la cifra probablemente supera los 100,000.

"Nuestra principal preocupación es que entre más dure este conflicto, más se creará una generación perdida de estudiantes universitarios", dice.

'El estudio es sagrado'

Actualmente, las universidades de Siria —como muchas de las instituciones sociales del país— están colapsando, básicamente.

Watenpaugh estima que operan al 50% de su capacidad y las asolan los problemas de seguridad; los maestros huyen y la infraestructura está deteriorada. A menudo, señala, los estudiantes tienen que cruzar las líneas de batalla solo para asistir a clase.

Ahora se presiona a los estudiantes varones a hacer el servicio militar, aunque alguna vez estuvieron exentos. Por eso hay pocos incentivos para que quienes están dentro del país continúen con su educación. Es un cambio notorio respecto al trato que se dio a la educación en las décadas recientes.

"Creo que algo que a menudo se pierde en la gente que ha llegado a pensar en la Siria posterior al conflicto es lo importante que era la educación como lugar en el que las diferentes minorías y los géneros se mezclaban. Siria era un lugar en el que cualquiera podía acceder a la educación si obtenía la calificación requerida en el examen", dice Adrienne Fricke, consultora de derechos humanos y coautora del estudio de Watenpaugh.

"Ha habido un compromiso profundo con la educación desde hace mucho y no es solo una fachada. Se consideraba que el ofrecer acceso a la educación era una de las cosas que el partido Ba'ath hacía realmente bien".

El compromiso con la educación superior de aquellos estudiantes que se vieron obligados a abandonar sus estudios no ha disminuido, aunque hayan disminuido las oportunidades para lograrlo. Watenpaugh recuerda que durante un viaje de investigación en el campamento de refugiados de Za'atari en Jordania, en abril de 2013, se reunió con un grupo de mujeres que estudiaban ingeniería y que sacaron sus computadoras de contrabando.

"Les preguntamos cuánto apoyo recibían de sus padres y si les permitirían ir a estudiar al extranjero. Todas respondieron que sí. Una dijo: 'en nuestra casa, el estudio es sagrado'".

¿Superar los obstáculos?

Quienes quieren seguir estudiando se enfrentan a desafíos feroces.

"Van de lo común —como no tener una certificado o tener que fotocopiar una— hasta lo sustancial, como tener que elegir entre pagar la colegiatura o mantener a la familia", dice Watenpaugh.

Los países vecinos no siempre facilitan las cosas. Jordania, por ejemplo, es hostil a las instituciones de los refugiados que amenazan con volverse permanentes. En Turquía existe además la barrera del idioma.

Encima de todo, el espacio está limitado, tanto en las universidades del extranjero como en la Universidad Libre de Siria, que puede albergar a poco más de 800 estudiantes, hecho que quita el sueño a al Jamal.

"Lamento no ser capaz de aceptar a todo el cuerpo estudiantil de Siria, pero no tenemos la capacidad. Podríamos hacerlo solo si tuviéramos más recursos", dice.

Más aún, la población de refugiados, tanto estudiantes como docentes, es diversa y muchos siguen atrapados en Siria. Para remediarlo, al Jamal ofrece lecciones a través de Skype, Facebook y correo electrónico.

Es interesante que gran parte de la población fragmentada de estudiantes de Siria parece tener un solo objetivo, de acuerdo con Fricke: regresar a casa algún día.

Dice que esto se pone de manifiesto por que los cursos en la Universidad Libre de Siria se dan en árabe y no en turco. También habla de que varios miles de refugiados sirios que se encuentran en las zonas de Siria que están bajo el control de la oposición y en los países vecinos acudieron a presentar el examen de egreso de preparatoria con base en el temario sirio revisado de 2011.

De acuerdo con Fricke, varios cientos de estudiantes eligieron presentar los exámenes de egreso que tienen el reconocimiento del gobierno de oposición sirio en el exilio en Libia.

"La principal razón para presentar los exámenes sirios fuera de Siria es que crees que puedes regresar y usarlos allá, especialmente cuando no está claro quién reconocerá los resultados fuera de Siria", dice Fricke.

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