Estas son las joyas que acompañarán a Felipe VI en su proclamación
Una corona de plata dorada de aproximadamente un kilogramo y un bastón de mando convertido en cetro y recubierto de una rica filigrana y esmaltes verdeazulados serán las joyas reales que acompañarán a Felipe VI de España en su proclamación, como lo hicieron con su padre el rey Juan Carlos I.
El príncipe de Asturias será proclamado rey de España este jueves, después de que su padre, Juan Carlos I anunció el 2 de junio su abdicación .
La corona y el cetro son los símbolos de la monarquía por excelencia. El día de la proclamación de Felipe VI, corona y cetro se colocarán de forma idéntica a la que fueron expuestos en 1975 cuando Juan Carlos I fue proclamado rey de España, y sin que tampoco se celebre ninguna coronación.
Desde la Edad Media al rey de España se le proclama y la corona no está hecha para ser "ceñida", explicó en declaraciones el jefe del Departamento de Conservación de Patrimonio Nacional, Álvaro Soler del Campo.
El tamaño de la corona, "muchísimo mayor de lo normal", se debe precisamente a su "carácter ceremonial", no para que el rey sea coronado sino para exhibir dicho símbolo en su proclamación, añadió.
Hay muy pocas oportunidades de poder contemplar con detalle la corona y el cetro de los reyes de España, ya que normalmente permanecen en la cámara acorazada del Palacio Real de Madrid, junto con manuscritos, relicarios y joyas especialmente valiosas.
Esto ocurre no solo por su gran valor histórico o simbólico, sino porque además necesitan unas condiciones especiales de humedad y temperatura para poder conservarse sin apenas desperfectos.
Hecha en Madrid en 1775, durante el reinado de Carlos III, la corona de plata dorada y terciopelo rojo se concibió en principio para los funerales de los reyes, y en 1980 fue la última vez que fue exhibida con motivo del traslado a España de los restos de Alfonso XIII para su enterramiento definitivo en El Escorial, cerca de Madrid.
De ella sorprende su sencillez y austeridad, lejos de los adornos de otras coronas reales, que suelen ir cargadas de perlas y joyas preciosas.
Frente a la sobriedad de la corona, el cetro, que se puede fechar en la segunda mitad del siglo XVII, es una rica pieza de 68 centímetros de largo, formado por tres cañones de plata sobredorada y recubiertos con una fina labor de filigrana vegetal, en la que aún quedan restos de esmaltes verdes y azules muy bien conservados.
Usado como cetro, no era tal en origen porque en realidad es un bastón de mando, símbolo del Capitán General de los Ejércitos.
Este símbolo militar, según el jefe de Conservación de Patrimonio Nacional, "con el tiempo pierde este carácter y por su forma -con un nudo en cristal de roca- pasa a ser considerado como el cetro de la monarquía española".