Marsella, un campo de batalla en el Inglaterra-Rusia en la Eurocopa
"¡Protéjanse!": las botellas llovían mientras violentas peleas se sucedían este sábado en el centro de Marsella, entre aficionados en su mayoría británicos, pero también rusos y franceses, mientras la policía trataba de dispersarles, con muchos problemas, mediante gases lacrimógenos.
Una calle junto al emblemático Vieux-Port (Puerto Viejo). 'Hooligans' lanzando sillas, mientras un hombre en el suelo recibía patadas y golpes por parte de un grupo, hasta la intervención de las fuerzas del orden.
En las calles colindantes al puerto, la gente se resguardaba en las tiendas intentando escapar de una ola de peleas que se han repetido desde el jueves y que han dejado este sábado a un hincha inglés en estado crítico.
Sólo faltaban unas horas para el inicio del partido Inglaterra-Rusia de la Eurocopa-2016 en el estadio Velodrome y el Port-Vieux, tranquilo habitualmente, se llenaba de gases y de cristales rotos.
Unos 250 policías y gendarmes fueron movilizados para poner fin a este tercer día de incidentes violentos en el lugar, provocados por varios centenares de aficionados, a menudo "borrachos y muy enervados", según el prefecto de policía.
Un inglés sin camiseta aparece de repente con la cabeza ensangrentada. "Necesito ayuda, me han robado todo, mi teléfono", dice desorientado y llorando.
Dos mujeres que repartían publicidad en la calle se acercan a él y le invitan a entrar en un establecimiento vecino de la cadena de restauración rápida McDonald's.
En el suelo de las orillas del Vieux-Port, un mar de botellas de cerveza rotas, sillas y meses de bares tiradas, mientras los comerciantes se apresuraban a bajar sus persianas y esperar en el interior, protegidos, el regreso de la calma.
"Tenga cuidado, se va a hacer daño", aconseja una fotógrafa a un hincha inglés, titubeante, que sostiene una cerveza en la mano.
"He perdido a mis amigos", dice otro inglés de unos 50 años. "No hemos venido para esto", añade, antes de caerse detrás de un kiosko de prensa.
Franck Nicod y Cesar Gastaldin, de 26 años y de Grenoble, habían venido a Marsella para pasar el fin de semana.
"No parece que sea el mejor momento para una visita", constatan viendo el panorama del Vieux-Port. "Vamos a ver el partido, pero en Aubagne (una localidad vecina). Aquí todo está demasiado tenso", apuntan.
Tres días de problemas
Los primeros incidentes tuvieron lugar el jueves, a dos días del partido Inglaterra-Rusia, con peleas entre hinchas con 250 personas implicadas y luego lanzamiento de objetos, principalmente latas, a la policía.
Dos personas fueron detenidas, un inglés y un francés, ese último por un robo de una camiseta de la selección inglesa.
Hubo siete heridos leves -tres aficionados, dos policías municipales y dos miembros de la policía nacional-. Uno de los heridos, de nacionalidad inglesa, llegó a ingresar en las Urgencias de un centro hospitalario, pero fue dado de alta poco después.
La Federación Inglesa de futbol (FA), ante esos primeros incidentes, emitió una reacción oficial: "Estamos realmente decepcionados por estas escenas de desorden en Marsella el jueves por la noche y condenamos esos comportamientos".
Pero el viernes se repitieron los incidentes. No hubo esa vez heridos, pero sí siete detenidos, cuatro de los cuales tendrán que comparecer ante el juez al final de su arresto provisional, acusados de violencia contra las fuerzas del orden.
"No estoy seguro de que fuera una buena idea haber programado el partido tan tarde esta noche, a las 21:00 (19:00 GMT)", comentaba Danny Hart, un aficionado británico de 23 años. "¡A esa hora todos estarán ya completamente borrachos!".
Los enfrentamientos no ocurrieron solo en Marsella. En Niza, aficionados franceses provocaron a los norirlandeses desplazados a la ciudad de la costa Azul para presenciar el domingo el encuentro contra Polonia, y se desencadenó una multitudinaria pelea que se saldó con siete heridos, uno de ellos con un traumatismo craneal.
En Lyon, cuatro franceses fueron detenidos el sábado tras incidentes con hinchas ingleses en un bar del centro de Lyon. El consumo de alcohol también era denominador común, precisó una fuente policial.
Una de las principales peleas de estos tres días llegó a contar con unos 500 participantes -300 de un lado, 200 del otro.
El recuerdo de 1998
Las escenas, que saldaron con al menos 31 heridos, entre ellos un inglés en estado grave, hacen pensar inevitablemente en 18 años atrás, en los incidentes violentos que ya rodearon el partido Inglaterra-Túnez los días 14 y 15 de junio de 1998, en la primera ronda del Mundial.
El domingo 14 de junio de aquel año, en la víspera de un partido, 'hooligans' ingleses quemaban una bandera tunecina. Ahí se prendía la mecha de dos días en los que 'hooligans' ingleses, tunecinos y marselleses protagonizaron escenas de horror que dieron la vuelta al mundo.
En Marsella, el sábado, a cuatro kilómetros del ambiente revuelto del Vieux-Port, los aficionados ingleses y rusos llegaban con tranquilidad al estadio Velodrome. Sólo unos incidentes ya cerca del recinto empañaron esa ruta hacia el partido.
"Hemos oído lo que ha pasado allí (en el Vieux-Port), pero somos miles de aficionados y es inevitable que haya algunos sin control", explica Clive, que viajó a Marsella desde Newcastle.
"Cantamos mucho, bebemos mucho, pero por encima de todo venimos a divertirnos", añade este gigante, con la cruz roja sobre fondo blanco pintada en las mejillas. Admite haber tomado ya "algunas" pintas de cerveza, pese a que son las cinco de la tarde.
La avenida de delante del estadio quedó bloqueada a la circulación y las fuerzas del orden se hicieron ver cerca del estadio y de la 'fan zone', donde una compañía está estacionada.
Hinchas británicos y rusos, acompañados por policías franceses de la brigada contra los 'hooligans', colaboraron haciendo rondas, ayudando a identificar a eventuales hinchas con prohibición de acceso a los estadios y comunicarlo al momento a las fuerzas francesas.
Eso no evitó que estallaran breves esfrentamientos al finalizar el partido (1-1) cuando hinchas rusos rompieron el cordón formado por agentes de seguridad y cargaron contra los aficionados ingleses, que huyeron como pudieron del estadio, incluso saltando las vallas de separación de las diferentes zonas.