Trump lanzó la guerra contra el 'elefante' de la burocracia federal
Los empleados públicos de Estados Unidos están alarmados por la cruzada del presidente Donald Trump contra los funcionarios del gobierno federal mediante el congelamiento de contrataciones y el mantenimiento de vacantes.
Cumpliendo una promesa de campaña, Trump prohibió por 90 días la contratación de empleados federales, excepto para el sector militar. Al mismo tiempo ordenó no llenar vacantes hasta que se implante un programa de reducción de la función pública federal.
Esa moratoria podría representar varias decenas de miles de cargos que quedarán sin llenar en los próximos tres meses.
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El total de funcionarios federales es actualmente de 2.1 millones, una cantidad que se ha mantenido más o menos constante desde hace ocho años.
La decisión de Trump desató vientos de pánico en Washington y centenas de personas expresaron cólera y consternación en el sitio govexec.com.
"Es estúpido", dijo Tim Kaine, excompañero de fórmula de la demócrata Hillary Clinton y senador por Virginia, un estado vecino a Washington en el que residen miles de funcionarios.
"Si se lee la orden ejecutiva (de Trump) uno podría tener la impresión de que la función pública creció en forma exorbitante en la era Obama. Y no es así", dijo Kaine a la AFP.
La cantidad de empleados federales "nunca fue tan pequeña en 70 años en relación a la fuerza laboral no agrícola", añadió.
En 1946 tenía 2.2 millones de empleados civiles entre sus 141 millones de habitantes. Pero entre 2000 y 2016, pasaron de 1.8 millones a 2.1 millones. Para los republicanos, ese aumento en números absolutos es reprobable
'Imposible despedir'
Los funcionarios sostienen que la austeridad forzada por los republicanos en el Congreso desde 2010 ya ha tenido un impacto.
Los inspectores del fisco, por ejemplo, disminuyeron de 92,000 a 80,000, lo cual es un dato inquietante hasta para el próximo secretario del Tesoro.
Empero solucionar eso pone en cuestión el estatuto de los empleados públicos y no solo su cantidad.
La Casa Blanca se ha cuidado de calificar de "insostenibles" los gastos en salud y en jubilaciones.
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El senador republicano John McCain cree que no hay que detenerse: "Nuestra burocracia es muy grande, incluso en el Pentágono", dijo a la AFP.
En el Congreso están en preparación proyectos de ley para facilitar despidos de empleados públicos.
"Es casi imposible echar a alguien", dijo el representante por Utah, Jason Chaffetz, al diario de The Washington Post. "Mientras la inmensa mayoría hace bien su trabajo alguna manzana podrida se dedica a mirar pornografía. Quiero que la gente rinda cuentas", dijo.
Los prestatarios
Los empleados públicos de Washington están de capa caída, según una encuesta de satisfacción laboral. El año pasado, en cambio, se decían satisfechos con su trabajo.
Los empleados públicos envejecen: la mitad tiene hoy más de 48 años y medio.
"No ingresa mucha sangre nueva", dijo Jennifer Klement, especialista legislativa del sindicato NARFE. "Y, ademas, ven que el presidente los trata de corruptos y que por eso dice que precisa una moratoria", dijo.
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"La moral está bastante baja", remarcó
David Cox Sr, presidente del sindicato AFGE, dijo que la orden ejecutiva de Trump beneficiará a los ya omnipresentes empleados subcontratados, los cuales son 5 millones, aún cuando se prohíbe llenar vacantes.
"Si realmente quieren vaciar el pantano, reduzcan a los subcontratados", dijo.
Apagón mediático
Por otro lado, la nueva administración puso en marcha rápidamente una moratoria de reglamentaciones. Trump prometió desregulaciones generalizadas, especialmente en cuestiones ambientales.
Esta semana funcionarios de muchos ministerios se sorprendieron al recibir la orden de clausurar todo tipo de comunicaciones. Notas, circulares y correos deben ser autorizadas al más alto nivel.
Varias agencias, entre ellas la de medio ambiente (EPA), ya tienen prohibido hacer comunicados al público, medios y redes sociales.
Esa interdicción es temporal, según un portavoz. Empero presagia un "periodo sombrío", dijo a la publicación Político, Liz Purchia, ex jerarca de EPA en la presidencia de Obama.
"La gente está nerviosa y teme sobre lo que pueden hacer o no hacer. No quieren meterse en problemas sino hacer lo correcto", añadió.
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