Las islas del Caribe afectadas por Irma padecen hambre e inseguridad
Una semana después de que el paso del huracán Irma sembró caos, destrucción y dejó al menos 44 muertos en varias islas del Caribe, algunos habitantes siguen sin luz y están cada vez más preocupados porque la comida y el agua comienzan a escasear.
Los habitantes y los turistas aseguran que la frágil situación en la que se encuentran los ha llevado a defenderse por sí mismos.
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“Escuchas en la radio y llamas, pero nadie viene”, dice Leroy Webb, habitante de la parte holandesa de la isla de San Martín. “Ni siquiera sé cuánto tiempo va a pasar para que la gente aquí comience a conseguir comida. Esta mañana, mi esposa estaba haciendo sopa solamente con dos papas. No tenemos nada que comer”, le dijo a la afiliada de CNN RTL Netherlands.
El huracán Irma golpeó un conjunto fragmentado de naciones insulares y territorios asociados de distintas maneras con Francia, Holanda, Estados Unidos y el Reino Unido, y deja ya al menos 44 muertos en todo el Caribe.
null“El mayor problema no son los escombros, sino sacar a la gente de la isla porque no tiene ninguna opción para sostenerse”, dijo el fundador del Equipo de Respuesta Inmediata a Desastres Globales Adam Marlatt desde Saint John, que hace parte de las Islas Vírgenes estadounidenses.
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Según él, casi el 100% de la capacidad de generación de energía eléctrica quedó dañada o destruida y los cables de red de todas las calles fueron derribados por la fuerza del huracán.
Del paraíso al infierno
Varios políticos europeos, incluyendo al presidente de Francia Emmanuel Macron, han visitado los territorios de ultramar en los últimos días. Macron condenó los reportes que hablan de saqueos y prometió restaurar el orden con el despliegue de 2,000 agentes de seguridad para que patrullen las calles en la parte francesa de la isla de San Martín.
También aseguró que en las próximas semanas se restablecerá por completo el servicio de energía eléctrica, volverá el agua potable y los colegios podrán reabrir sus puertas.
Pero para aquellos que tuvieron que huir por la difícil situación que enfrentan, las palabras de Macron suenan demasiado optimistas.
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“Realmente es como el fin del mundo”, dice Frances Bradley-Vilier, quien se fue a vivir a la isla hace tres años. “Trato de no ser dramática, pero no hay agua, no hay luz, no hay manera de comunicarse con nadie”.
Tres días antes de que Irma tocara tierra, Bradley-Vilier se casó con Dominique Vilier, nativo de la isla. Pero la dicha de estar recién casados duró muy poco. Tras el paso del huracán y al ver que comenzaban los saqueos y robos, decidieron salir de la isla y viajar a Puerto Rico.
“San Martín siempre será mi hogar. Soy de allí. Pero ya nunca será lo mismo. En solo un par de horas pasó del paraíso al infierno”, dijo Vilier.
‘Teníamos que encontrar una forma de sobrevivir’
Kaiann Macleay y su esposo estaban de vacaciones en un hotel en San Martín cuando Irma arrasó esa isla. Cuando pasó lo peor, salieron de su refugio y solo vieron escombros de casas, hoteles y comercios.
Según ella, el desespero era tal que algunas personas agarraban del suelo lo que fuera. Su esposo, Lachlan Macleay, y otros huéspedes del hotel crearon una patrulla de voluntarios para vigilar la propiedad, armados con machetes y cuchillos de cocina.
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“Si no lo hacías tú mismo, nadie iba a protegerte”, le dijo a Erin Burnett, de CNN. Su esposa añadió que rápidamente se dieron cuenta que la ayuda no llegaría, así que “tuvimos que prepararnos para cuidar de nosotros mismos y encontrar una forma de sobrevivir”.
Poco después, pudieron marcharse a Puerto Rico.
Pero en tiempos de escasez, caos, miedo y dificultad, también surgen historias de apoyo entre los miembros de una comunidad.
Una mujer que perdió su hogar en Philipsburg, en la parte holandesa de San Martín, dijo que sus vecinos la han ayudado.
“No tenemos comida. Pero los vecinos cocinan, ya sabes, todo el mundo comparte. Todos nos unimos y los vecinos nos ayudan”, le dijo otra mujer a TeleCuracao.
Ben Westcott, de CNN, contribuyó con este informe