Trump trató de minimizar la derrota republicana en Alabama
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se despertó en la mañana de este miércoles frente a un desastre político autoinfligido, que ni siquiera él podrá calificar de “noticias falsas”: el candidato republicano Roy Moore, a quien el mandatario apoyó públicamente, perdió la contienda por el Senado en Alabama.
Ignorando por completo el consejo de los altos miembros de su partido, Trump se arrojó inequívoca y ampliamente a respaldar a Moore. Por eso, la derrota de este candidato, sobre quien pesaban muchos puntos débiles, ahora también es del presidente.
Trump había argumentado que, a pesar de las acusaciones de abuso sexual que rodeaban a Moore, los republicanos debían votar por él, pues sería una mejor opción en el Senado que un demócrata débil frente al crimen, el ejército y las fronteras.
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Pero, en un esfuerzo por salvarse, Trump insistió este miércoles en que realmente siempre tuvo razón. Recordó que su apoyo inicial fue para el hoy senador Luther Strange durante una primaria en la que fue derrotado por Moore. Situación que en ese momento fue considerada como otra apuesta política equivocada del mandatario.
“La razón por la que originalmente respaldé a Luther Strange (y sus números subieron enormemente) se debe a que dije que Roy Moore no podría ganar las Elecciones Generales. ¡Y tuve razón! ¡Roy trabajó duro pero las cartas estaban en su contra!”, publicó Trump en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, la sorprendente victoria del demócrata Doug Jones en uno de los estados más conservadores del país despierta varias preguntas. No sólo sobre la perspicacia política del hoy presidente, sino también sobre si finalmente empezó a agotarse el galope de su carrera, en la que aplastó las convenciones y desafió la gravedad política.
Además, la derrota de Moore también pone al límite el futuro de la agenda de Trump, con la mayoría republicana en el Senado reducida ahora a un solo voto y la Cámara a un paso más cerca –aunque por ahora se trate de una posibilidad remota– de estar en juego durante las elecciones intermedias el próximo año.
nullLa primera reacción de Trump ante la derrota fue inusualmente cortés: felicitó a Jones y lamentó los votos por escrito que ayudaron a condenar a Moore.
“La gente de Alabama es increíble, y los republicanos tendrán otra oportunidad para este escaño en un período muy corto. ¡Nunca termina!”, tuiteó el presidente.
Que el ánimo de Trump siga siendo optimista una vez haya tenido tiempo de asimilar su humillación, es algo incierto. Pero es aún menos claro si interpretará la derrota del martes como una señal para moderar su comportamiento, lo que puede haber disminuido la participación republicana. El martes, el mandatario se enfrascó en una confrontación con la senadora demócrata Kirsten Gillibrand, en la que fue acusado de hacer una referencia sexual de mal gusto.
Señales de esperanza para los demócratas
El júbilo se vivió entre los demócratas, quienes acogieron a un héroe improbable en un estado en el que nunca pensaron que podrían llegar a ganar. También existe una sensación, teniendo en cuenta las recientes victorias demócratas en Alabama y en Virginia, que el estado de ánimo del país está empezando a girar hacia su lado.
Trece meses después de que una de las horas más oscuras de este partido se convirtiera en un año sombrío con la derrota de Hillary Clinton, los militantes del partido ahora tienen razones para creer de nuevo y empezarán el nuevo año con la esperanza real de hacerse sentir en 2018.
El resultado en Alabama sugirió que en las circunstancias adecuadas y con un voto de base comprometido –especialmente de los negros que participaron en cantidades mayores a las esperadas–, los demócratas podrán perforar la coalición de Trump, de electores rurales y de clase trabajadora, quienes resultaron atraídos por el nacionalismo populista del presidente, así como de los evangélicos que suelen adherirse a él en temas como los nombramientos a la Corte Suprema de Justicia.
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Un cálculo público
Las elecciones especiales en Alabama también ocurrieron durante un momento extraordinario en la vida política de Estados Unidos: las denuncias contra Moore coinciden con un despertar frente al acoso sexual que sufren las mujeres en la política, los medios y el entretenimiento.
La pregunta ahora debe ser si la fuerza de ese movimiento comienza a remodelar la política antes de las elecciones del próximo año y de la carrera de Trump por la reelección en 2020. También si realmente las acusaciones por conducta sexual inapropiada contra el presidente comienzan a ser una mayor carga política.
Uno de los principales críticos de Trump, el senador republicano Jeff Flake, quien ha reprobado el liderazgo moral del presidente, resumió el resultado en un simple tuit: "La decencia gana".
Al acercarse tanto Moore, el hoy mandatario les ha dado a los demócratas una oportunidad para argumentar que él apoyó a un abusador de menores acusado de acoso sexual, con miras a su propio beneficio político.
Una fuente cercana a la Casa Blanca le reveló a Jim Acosta de CNN que el resultado fue "devastador para el presidente" y un “terremoto”. Este misma persona añadió que Trump fue llevado a esta situación por su exjefe de estrategia Steve Bannon, quien había acogido a Moore como un arquetipo del ejército antiestablecimiento que quiere tomar el Partido Republicano.
Mientras que cada alto republicano rechazó a Moore, mostrando repugnancia sobre los cargos de abuso sexual en su contra, Trump insistió en que no había otra alternativa que enviarlo al Senado estrechamente dividido, para salvar su propia agenda.
"Donald Trump intentó rescatar una campaña que estaba condenada al fracaso", aseguró el exsenador republicano Rick Santorum, quien ahora es un comentarista de CNN.