La amenaza ‘enana’ que pone en riesgo el futuro político de Angela Merkel
La canciller alemana, Angela Merkel, espera obtener otro mandato después de más de una década en el poder, pero tendrá que superar un obstáculo importante: un chico de 28 años que usa tenis llamado Kevin Kuehnert.
Kuehnert es el millennial detrás de la campaña NoGroKo, abreviación de No Grand Coalition, que ha puesto de cabeza a la política normalmente seria de Alemania.
Gracias a Kuehnert, el gobierno de coalición propuesto por Merkel entre su partido conservador y los socialdemócratas (SPD) ahora depende de una votación de sí o no por parte de las bases del SPD. Más de 400,000 personas emitirán sus boletas en una votación postal y los resultados se anunciarán el domingo.
“No podemos continuar así: la política cómoda representada por Angela Merkel que no decide nada. Ahora esto está, lentamente, terminando. Ahora este debate está emergiendo en mi propio partido y creo que en la sociedad", dijo.
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Potencial golpe a Merkel
Un voto de “sí”, significaría que Merkel puede tener un suspiro de alivio y volver a manejar el país con el gobierno de coalición instaurado de manera segura. Un voto de “no”, significaría que Merkel debe abandonar la coalición y arriesgarse con un gobierno minoritario o enfrentar nuevas elecciones.
Kuehnert ha hecho todo esto en su tiempo libre, sin recibir paga, dentro de los cortos tres meses de haber sido elegido como el líder juvenil del SPD.
“No, no tengo un chofer que me lleve a todas partes”, dijo Kuehnert, comparándose con otros políticos de tiempo completo, “pero básicamente hago lo mismo que cualquier otro político en Alemania, solo que lo hago en mi tiempo libre”.
Se suponía que las elecciones de Alemania en septiembre de 2017 serían una victoria fácil para los demócrata-cristianos (CDU) de Merkel, y se esperaba que ella llegara a su cuarto mandato como canciller.
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En cambio, los votantes se rebelaron contra el statu quo. Tanto la CDU como el SPD apenas mantuvieron su lugar como los principales partidos de Alemania, sufrieron pérdidas récord y perdieron millones de votos ante el partido nacionalista de extrema derecha, Alternativa por Alemania (AfD), que obtuvo casi el 13% de los votos.
Regresando a sus raíces
Fue entonces cuando Kuehnert entró en acción. Él cree que el SPD necesita restablecer sus raíces socialistas como un partido de oposición, en lugar de ser parte del gobierno de Merkel. Unirse a la coalición significaría ceder el papel principal de la oposición al AfD.
“Las diferencias entre los grandes partidos políticos se han difuminado sistemáticamente”, ha declarado Kuehnert. “Eso solo terminará fortaleciendo a partidos políticos como los populistas de derecha. No por nada han integrado la palabra 'Alternativa' a su nombre, porque se tiene la impresión de que ya no hay alternativas entre los partidos tradicionales alemanes”.
“Creo que una nueva gran coalición entraría directamente en ese juego, y eso es más peligroso para la democracia que las posibles nuevas elecciones”, sostiene el joven político.
Esa actitud tomó por sorpresa a los políticos mayores de Alemania. Mientras Merkel intentaba forjar un acuerdo de coalición con el SPD, un miembro principal del partido hermano de la CDU, los Socialistas Cristianos (CSU), desestimó la campaña NoGroKo de Kuehnert llamándola “levantamiento enano”, un golpe a la inexperiencia juvenil de Kuehnert y a su estatura. Kuehnert mide 1.67 metros de altura.
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Kuehnert puede ser bajo de estatura, pero tiene grandes ambiciones. En un emotivo discurso al congreso del SPD, en enero, respondió: “Es mejor para nosotros ser enanos, por ahora, para que podamos convertirnos en gigantes en el futuro”.
Llamado apasionado
CNN se reunió con Kuehnert en un día nevado en Tegelsbarg, un soñoliento suburbio de Hamburgo y un bastión tradicional de partidarios del SPD. La última parada de su campaña NoGroKo fue abierta al público y se celebró en un centro comunitario decorado con pinturas infantiles.
La audiencia, compuesta en su mayoría por ancianos, de aproximadamente 30 personas tomó café y pasteles y escuchó respetuosamente el apasionado llamamiento de Kuehnert a una nueva forma de socialismo en Alemania. Muchos habían venido simplemente para ver a Kuehnert por sí mismos. La multitud rió mientras una mujer gritaba para exigir saber su edad.
“Estaba escéptico, pero estoy impresionado contigo, Kevin”, dijo Peter Wetzel, miembro del SPD durante 52 años. “Pero tengo una pregunta: llevamos cuatro meses sin un gobierno. Me preocupa: ¿qué sucede si realmente decimos que no? ¿Esto significará nuevas elecciones? ¿Qué significa para nuestro país y para Europa?”.
Pero otros en la audiencia estaban dispuestos a arriesgarse a nuevas elecciones. Hesam Jozvebayat, un estudiante miembro del SPD, votó para rechazar el gobierno de coalición.
“Una gran coalición no permite debates que son tan importantes para nosotros aquí en Alemania. En cambio, silencia el movimiento hacia la derecha”, dijo Jozvebayat. “Si se conforma una gran coalición, ya nada será discutido en público. Todo estará escrito en piedra y nada será desafiado. Esto solo conducirá a que las fuerzas de la extrema derecha se atrincheren aún más”.
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Kuehnert espera que el partido rechace la coalición el domingo, pero dijo que un voto de “sí” no lo disuadiría de forzar el cambio dentro del partido.
“Lo más importante para nosotros es un proceso de rejuvenecimiento”, dijo. “En los próximos años, este partido debe justificar por qué las personas nos necesitan en el siglo XXI”.
Los críticos de Kuehnert pueden descartarlo como un millennial presumido. Pero desde enero, el SPD ha sumado a 25,000 nuevos miembros y Kuehnert tiene mucha energía, al tomar inspiración de personas como el senador estadounidense Bernie Sanders y el líder opositor británico Jeremy Corbyn.
“Lograron inspirar a los jóvenes con respuestas políticas tradicionales”, dijo. “Aquellos que argumentaban que la democracia socialista ya no tiene futuro —que sus ideas pertenecen al ayer y que ya no entusiasmarían a nadie—, bueno, nos mostraron algo diferente. Pudieron encender un fuego para esta idea política”.
Sin embargo, cuando se le preguntó si tenía algún tipo de proyecto para ser canciller se rió.
“¡Oh, no! No quiero ser canciller. No tendría tiempo libre para mí. Y me gusta mi tiempo libre”.
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