Angela Merkel jura su cuarto periodo como canciller de Alemania
Angela Merkel fue este miércoles investida canciller de Alemania para un cuarto mandato apoyada de nuevo en una gran coalición entre su bloque conservador y los socialdemócratas, con lo que se puso fin a un largo periodo de interinidad desconocido en la principal potencia europea.
Cumpliendo la tradición, su primer viaje al extranjero, este viernes, tendrá como destino París, donde se reunirá con el presidente francés, Emmanuel Macron, para intentar también relanzar el proyecto europeo.
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Casi seis meses después de las elecciones generales del 24 de septiembre y tras unas complejas negociaciones para lograr un pacto de gobierno en Alemania, Merkel, de 63 años y decana ya entre los líderes europeos, recibió el apoyo de la mayoría absoluta del Bundestag (cámara baja) en la sesión de investidura.
De las 692 papeletas introducidas en las urnas situadas en el centro del hemiciclo, 364 avalaron su reelección, mientras que 315 diputados votaron en contra, nueve se abstuvieron y cuatro emitieron un voto nulo.
Hubo así 35 diputados de la gran coalición que no votaron su candidatura, pero la fuga de votos no es inusual en las sesiones de investidura.
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"Asumo la elección", manifestó Merkel de forma solemne ante el pleno del Bundestag después de que el presidente de la cámara, Wolfgang Schäuble, revelara el escrutinio de la votación.
Tras la ceremonia de nombramiento en el Palacio de Bellevue, sede de la Presidencia alemana, la canciller regresó al hemiciclo para jurar el cargo antes de que lo hicieran sus 15 ministros: seis de su Unión Cristianodemócrata (CDU), tres de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y seis del Partido Socialdemócrata (SPD), que encabezarán entre otros Exteriores y Finanzas.
En el único discurso oficial de la jornada de investidura, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, advirtió al nuevo gobierno de la "creciente polarización" en Europa, el discurso del odio, el auge del "aislacionismo y el nacionalismo", los regímenes autoritarios y el uso de la "política comercial" con fines espurios.
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"Ese camino no es el nuestro. Nosotros somos un país democrático y abierto y queremos seguir siéndolo. Muchos esperan que nosotros demostremos que la democracia liberal es capaz y tiene futuro", aseguró Steinmeier, quien impulsó el diálogo entre conservadores y socialdemócratas después de que la canciller fracasara en un primer intento de aliarse con liberales y verdes.
El camino hacia el cuarto mandato de Merkel no ha sido sencillo, después de que la CDU ganara claramente las elecciones de septiembre, con un 33 %, pero con casi dos millones y medio de votos menos.
El SPD, con el que gobernó en su primera legislatura (2005-2009) y en la tercera (2013-2017), cayó a su mínimo histórico (20.5 % de los votos) y el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) irrumpió en el Parlamento alemán como tercera fuerza, con un 12.6 %.
La fragmentación política complicó el objetivo de Merkel de formar un gobierno estable y, tras cinco semanas de negociaciones infructuosas con liberales y verdes, se vio obligada a volver a mirar a los socialdemócratas, que finalmente se abrieron al diálogo, aunque entre fuertes tensiones internas.
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El proceso acabó con la carrera del que fue cabeza de lista y líder del SPD, Martin Schulz, pero la canciller superó todas las etapas y el pasado lunes firmó formalmente el acuerdo de gran coalición, avalado en una consulta interna por el casi medio millón de militantes socialdemócratas.
Su título resume los objetivos que se han marcado conservadores y socialdemócratas para los próximos cuatro años: "Un nuevo impulso para Europa. Una nueva dinámica para Alemania. Una nueva cohesión para nuestro país".
Schäuble, quien en tiempos Helmut Kohl llegó a sonar como futuro canciller, sostuvo este miércoles en el hemiciclo el acta del juramento de Merkel, a quien deseó "fuerza y éxito" para afrontar los grandes retos de una legislatura.
La canciller eligió chaqueta blanca para la jornada, frente al negro de las anteriores investiduras, y volvió a contar con su madre, Herlind Kasner, de 89 años, en la tribuna de invitados.
Esta vez a ella se sumó el marido de Merkel, Joachim Sauer, quien no suele prodigarse en los actos públicos de la canciller y que aprovechó la larga votación para teclear en su ordenador portátil.