Hacer más pruebas: la clave del éxito para vencer al coronavirus

Países como Islandia y estados como el italiano Véneto son la muestra de la importancia de aplicar exámenes de diagnóstico a la mayor parte de la población posible.
Véneto, cuya capital es Venecia, ha comenzado esta semana, de manera tímida, su regreso a la vida productiva.

Pruebas, pruebas y más pruebas. Esa parece ser la clave detrás del éxito de algunos países y regiones que han controlado el brote del coronavirus que causa la neumonía COVID-19.

El primer país que ganó fama por realizar pruebas masivas a su población para mantener la epidemia a raya fue Corea del Sur. Hasta este 16 de abril, tiene registro de 10,663 contagios y solo 229 muertes por la enfermedad. Sin embargo, hay un país europeo que lo hizo aún mejor y realizo pruebas al 10% de su población, 10 veces más que los surcoreanos.

Islandia, el ejemplo europeo

Islandia ha dado un ejemplo de cómo anticiparse a la pandemia de COVID-19 al realizar a más personas que ningún otro país el test para detectar la enfermedad, iniciando las pruebas un mes antes de confirmar su primer caso.

En una publicación el martes 14 de abril en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine, investigadores de universidades islandesas y deCODE Genetics -subsidiaria del gigante de biotecnología Amgen-, difundieron los resultados de un programa de detección general lanzado el 31 de enero.

Esto es, antes de que la enfermedad causada por el virus hubiera sido incluso bautizada COVID-19, y más de un mes antes de que se declarara la pandemia mundial.

El estudio incluyó dos pruebas. La primera, a partir del 31 de enero, se dirigió a personas con síntomas de infección por coronavirus; a quienes habían viajado a zonas de alto riesgo, inicialmente China y las regiones de los Alpes de Austria, Italia y Suiza; y a personas que habían estado en contacto con otras infectadas con el virus.

A fines de marzo, el 13.3% entre más de 9,000 personas que fueron examinadas en este grupo dieron positivo. En Islandia, el primer caso de infección fue confirmado el 28 de febrero.

En una segunda tanda de pruebas, iniciada el 13 de marzo, deCODE Genetics analizó a la población general sin síntomas de coronavirus o con síntomas leves, como los de un resfriado común, y que no estaban en cuarentena. Aquí, la proporción de casos positivos fue mucho menor: entre 0.6% y 0.8%.

Hasta ahora, Islandia ha realizado pruebas a 36,000 personas, un 10% de su población. Eso lo convierte en el líder mundial en pruebas per cápita, equivalente a 10 veces más que Corea del Sur, que ha sido elogiado en el mundo por actuar rápidamente para evaluar a su población a medida que se propagaba el virus. El país asiático ha realizado 10 pruebas por cada 1,000 habitantes, según el sitio Our World in Data.

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Hasta el 16 de abril, Islandia contaba 1,739 contagios, una cifra que es proporcionalmente más alta en comparación con países que solo evalúan a las personas hospitalizadas. Sin embargo, esta isla sólo ha registrado 8 muertes por el COVID-19, una de las tasas de mortalidad más bajas de la región. Por ejemplo, es solo una décima parte de la de Francia, por ejemplo.

A diferencia de otros países, Islandia se abstuvo de cerrar sus guarderías y escuelas primarias. Las escuelas secundarias y universidades cerraron el 16 de marzo, seguidas de piscinas, estadios deportivos, cines, bares y restaurantes.

El gobierno de Islandia cree que ya pasó el pico de la pandemia que está arrasando el mundo, y planea reabrir escuelas secundarias, universidades, museos y salones de belleza el 4 de mayo.

El agresivo programa de pruebas en Islandia aparentemente ayudó a frenar la propagación del virus, al permitir a las autoridades de salud detectar a personas infectadas y contagiosas que no tenían síntomas o pensaban que solo tenían un resfriado o gripe.

Los que dieron positivo tuvieron que autoaislarse en sus casas hasta 10 días después de que la fiebre había disminuido o hasta que dieron negativo para el virus. También se ordenó cuarentena de dos semanas a todos los que habían estado en contacto con ellos.

Esto demuestra que si las personas que terminaron siendo casos confirmados de coronavirus no hubieran sido evaluadas, probablemente no se habrían puesto en cuarentena y habrían infectado a otros sin saberlo.

El estudio arrojó otro hallazgo interesante: un 43% de las personas que dieron positivo no tuvieron síntomas o no tenían síntomas en el momento de la prueba. Esto proporciona evidencia adicional de que muchos portadores del virus son asintomáticos o presintomáticos.

Véneto, la excepción italiana

La región italiana de Véneto, que fue el foco en febrero de la pandemia de coronavirus junto con Lombardía, optó por hacer pruebas masivas a toda la población, logrando frenar el virus y registrar muchos menos muertos, una estrategia y un reto que todo el país observa con atención.

Cuando inicie la apertura gradual del país, "nos gustaría realizar pruebas en toda la península para encontrar a las personas contagiadas lo más rápido posible, incluidas aquellas asintomáticas", explicó a la prensa el director del Instituto Superior de Salud de Italia, Silvio Brusaferro.

Muchos han elogiado el ejemplo de la pequeña ciudad véneta de Vo 'Euganeo, donde se registraron a mediados de febrero los primeros casos de coronavirus en Italia, por haber logrado controlar la epidemia haciendo pruebas generalizadas e ignorando las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Véneto, cuya capital es Venecia, es también la primera región que esta semana comenzó a abrir sus actividades económicas, si bien muy tímidamente, mientras la poderosa vecina Lombardía mantiene aún un estricto encierro.

En esa gran región industrializada, motor económico del país, se han registrado hasta ahora 11,142 muertes (más de 1,100 muertes por millón de habitantes) contra 906 en Véneto (184 por millón).

La diferencia se explica en parte por "la mayor densidad de población" de Lombardía y por "el mayor número de casos cuando estalló el brote", subraya la Harvard Business School (HBS).

"Pero resulta evidente que las dos decisiones de salud pública diferentes, tomadas al comienzo del ciclo pandémico, tuvieron impacto distinto", sostienen los expertos estadounidenses en un artículo publicado a fines de marzo.

Cuando estalló el brote de COVID-19, la región véneta implementó inmediatamente una estrategia de contención.

La recomendación de un grupo de científicos fue la de fijar rápidamente una "zona roja" para aislar las áreas más afectadas, pero también de realizar un estudio epidemiológico de la población, sometiéndola a pruebas.

Las personas que dieron positivo fueron puestas inmediatamente en cuarentena. Ese método se aplicó a toda la región, cuyas autoridades realizaron pruebas no solo a pacientes con síntomas, sino también a aquellos con pocos o ningún síntoma, capaces de transmitir el virus sin saberlo.

"Una cosa que no sabíamos al comienzo de la pandemia, y que apareció luego de manera clara, es que gran parte de los contagiados son asintomáticos", explicó a la AFP Roberto Burioni, profesor en microbiología de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán.

En Véneto, cuando una persona resulta positiva, todos los miembros del hogar y los vecinos son evaluados. Según las cifras oficiales, en esa región se realizaron el martes 208,879 pruebas, es decir el 20% de las pruebas realizadas en todo el país.

Tantas como en Lombardía (214,870), cuya población duplica ampliamente la de su región vecina.

"Véneto decidió hacer muchas pruebas y confinó al inicio a varias ciudades pequeñas para poder monitorear la evolución de los casos y apagar así el incendio", contó a la AFP Davide Manca, del Instituto Politécnico de Milán.

Otra diferencia del método optado entre las dos regiones fue el del tratamiento de los contagiados. En Véneto se favoreció que se quedaran en sus casas, mientras que en Lombardía los internaban en los mismos hospitales en que había otro tipo de enfermos.

"Incluso si estaban en pabellones separados, fue probablemente un gran error", asegura Manca.

El decano de la Universidad de Padua, el microbiólogo Giorgio Palù, explicó que el COVID-19 se expande con mucha facilidad en los hospitales.

Según Palú, el 60% de los casos positivos en Lombardía se encuentran en los hospitales, contra el 20% en Véneto.

El virólogo italiano Andrea Crisanti, quien implementó los test masivos en el Véneto que ayudaron a frenar el contagio de coronavirus en esa región, explica que para poder limitar las restricciones será necesario usar siempre la mascarilla y la posibilidad de rastrear los contactos que han tenido los positivos.

En una rueda de prensa remota con representantes de la prensa extranjera en Italia, este profesor de parasitología molecular del Imperial College de Londres y director del Laboratorio de Virología y Microbiología de la Universidad de Padua advirtió de que no se han tomado las medidas necesarias para una reapertura en el país.

Subrayó que "no se ha hecho una valoración del riesgo" y que "falta el numero real de casos".

Antes de comenzar con una desescalada en las medidas de confinamiento, apuntó que es necesario saber el verdadero número de casos en las regiones, los diferentes grupos de edad a los que ha afectado y, tras conocer la "incidencia" del virus en estas zonas, entonces si el riesgo es bajo se podría pensar en reaperturas.

Después - añadió - todos tendrían que estar dotados de mascarillas y guantes, así como aplicar medidas para detectar a las personas positivas y trazar los contactos que han tenido.

"Y luego hay que crear una fuerza de reacción rápida en el caso de que se detecte un foco y realizar pruebas diagnósticas masivas", agregó.

"Solo combinando estas medidas se podrá convivir con el virus", apuntó.

Con información de AFP y EFE