Nancy Ramírez, directora de incidencia política de Save The Children México, coincidió en que la alimentación de los infantes es una de las primeras víctimas de una crisis económica.
“Cuando hay menos ingresos para muchas familias es mucho más difícil poder acceder a los alimentos suficientes para poder alimentar a toda la familia y ahí los niños y las niñas pueden sufrir un recorte en el acceso a los alimentos que requieren para la etapa de desarrollo por la que están pasando. La economía pega directamente en los temas de nutrición”.
La suspensión de las clases, en México mínimo hasta el 30 de mayo, también es un golpe para la nutrición infantil. La ONU estima que casi 369 millones de niños en 143 países que normalmente dependen de las comidas escolares para una fuente confiable de nutrición diaria ahora se han visto obligados a buscarlas en otro lado.
“Si los niños están en casa, las familias tienen una serie de gastos extra, especialmente las familias más pobres, que muchas veces mandan a los niños a la escuela para que además de aprender puedan tener, mínimo, un desayuno o una merienda que sea saludable. En algunos casos en la única comida saludable que puedan recibir en el día”, explicó Gómez.
Los infantes también pueden enfrentar el riesgo de abandonar los estudios, de acuerdo con Save The Children. Además, la reducción de los ingresos, puede aumentar el estrés en las familias, por lo que también puede aumentar la violencia al interior de las familias.
“Sabemos que el Estado mexicano ha carecido históricamente de los mecanismos adecuados para detectar y para atender estos casos de violencia contra la niñez y la adolescencia y no vemos que se estén reforzando,o, al menos, no se ha anunciado públicamente”, dijo Ramírez.