Francia inicia su desconfinamiento con medidas más estrictas para París

En la capital y en otras cuatro regiones del norte el número de contagios de coronavirus continua siendo alto.
Los parques en París continurán cerrados y los niños de las regiones rojas no volverán aún al colegio.

El desconfinamiento en Francia, que inicia este lunes, será más estricta en París, donde aún se registra un alto número de contagios de COVID-19, de acuerdo con lo anunciado por el primer ministro francés, Edouard Philippe.

Francia comenzó a levantar progresivamente las medidas de cuarentena impuestas desde hace casi dos meses para limitar la propagación del nuevo coronavirus ya que el número de casos, hospitalizaciones y muertes se desaceleran.

El territorio ha sido dividido en dos clasificaciones, rojo y verde, para organizar la salida del confinamiento según la presión sanitaria y la circulación del virus.

"El país está dividido en dos", dijo Philippe en una conferencia de prensa televisada. La situación es mucho menos grave en el oeste y el sur del país, que están clasificados en verde, que el norte y el este.

Las cuatro regiones del noreste del país, la de París incluida, y la isla de Mayotte, el equivalente al 40% de la población, se llevan la peor parte y la desescalada tendrá allí más limitaciones.

En las regiones "rojas" los niños de más de 11 años no regresarán a la escuela el lunes, los parques permanecerán cerrados y se impondrá "reglas muy estrictas" en los transportes durante el mes de mayo.

Los parques y jardines también permanecerán cerrados; para utilizar el transporte público en horas puntas habrá que llevar una declaración del empleador u otro tipo de justificante si se trata de razones imperativas.

El uso de mascarillas en el transporte será obligatorio en todo el país a partir de los 11 años y no llevarla supondrá un riesgo de multa de 135 euros.

Para garantizar su utilización, ciudades como Cannes, donde usarla en el espacio público ya es obligatorio, los autobuses han sido equipados con cámaras y un sistema capaz de reconocer cuando las personas no llevan mascarillas o no guardan la distancia mínima de 1 metro.

Los franceses podrán salir a la calle sin declaración jurada a no ser que se trate de un desplazamiento de más de 100 kilómetros, únicamente permitidos en casos de necesidad, y podrán reunirse en grupos máximos de 10 personas.

No se obligará a los ancianos ni a las personas vulnerables a quedarse en sus casas, pero las autoridades les recomiendan hacerlo por su propia seguridad.

El regreso a las clases

Pero en esta víspera de paulatino regreso a la normalidad, las críticas en cuanto a la precipitación del Gobierno de salir del confinamiento se centran especialmente en la reapertura de escuelas.

Colegios de primaria y último curso de infantil son las aulas prioritarias que reabren a partir de este lunes para acoger principalmente a niños en riesgo de exclusión, hijos de profesionales que no pueden mantener el teletrabajo, recomendado por el Gobierno, así como niños con necesidades especiales.

Aunque los centros se han ido adaptando para acoger un máximo de 15 alumnos por clase, la preocupación de padres y profesores deja aún la incógnita de cuántos niños regresarán realmente al colegio esta semana.

El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, señaló este domingo en el semanario "Journal du Dimanche" que, según varios sondeos, dos tercios de los padres prefieren seguir teniendo a los niños en casa y son las familias en contextos más vulnerables quienes se muestran más escépticas a dejar a sus hijos en las aulas.

Sin fecha para la reapertura de bares

Este domingo, los comercios ultimaban la adaptación de sus espacios para acoger a los clientes dentro de las nuevas medidas de seguridad: distancia, un máximo de personas en el interior, uso de mascarilla, disposición de gel, etc.

Sin embargo, la peor parte de esta primera etapa se la llevan los bares, cafés y restaurantes, que todavía no podrán abrir. El gobierno espera darles una fecha de apertura a finales de mayo.

Continuarán cerrados también grandes museos, cines y, en el caso de la región parisina, los centros comerciales.

Un panorama que apunta a un país mayoritariamente desconfinado, pero con un rostro muy distinto al que dejó 55 días atrás, antes del gran encierro.

Pese a las críticas de la oposición, el gobierno mantiene que su apuesta a partir de este lunes es confiar en la buena voluntad de los franceses.

El líder de los izquierdistas, Jean-Luc Mélenchon, criticaba por su parte que el reparto de las mascarillas no haya sido sistemático y gratuito y acusó en la prensa al presidente, Emmanuel Macron, de tomar por cuenta propia una decisión que pondrá en riesgo a muchas personas.

Respondiendo a las dudas, la portavoz del gobierno, Sibeth Ndiaye dijo hoy en la cadena BFM TV que "la confianza no excluye el control, pero los franceses no son niños, tienen la misma voluntad que cualquiera de protegerse y proteger a los demás".

Ndiaye recordó que la estrategia del gobierno es realizar hasta 700,000 test de diagnóstico a la semana para toda persona con síntomas así como aquellas personas que hayan estado en contacto casos de contagio confirmado. Todas ellas deberán guardar una estricta cuarentena de dos semanas.

"No estamos a salvo de un nuevo confinamiento si las reglas no se respetan. Habrá que hacer gala de civismo y autodisciplina durante varias semanas aún. El regreso a la normalidad no empieza mañana", dijo este domingo la presidenta de la región parisina, la conservadora Valérie Pécresse, en la emisora Europe 1.

Con información de AFP y EFE