Un policía hondureño que huyó de bandas criminales reportó que las autoridades estadounidenses "tiraron sus papeles", que contenían pruebas de su caso.
"Destruyendo a una generación"
Una vez en Guatemala, a los solicitantes de asilo se les comunicaba que tenían 72 horas para decidir si querían permanecer en el país, retornar a sus lugares de origen o intentar encontrar refugio en otro lugar, según el informe.
"Este plazo de 72 horas es arbitrario y coercitivo, lo que hace que a las personas transferidas se les de poco tiempo para tomar una decisión mayúscula", denunciaron los autores del informe.
Según los datos del gobierno de Guatemala, entre diciembre de 2019 y el 16 de marzo de este año, cuando los vuelos fueron suspendidos por el coronavirus, 939 hondureños y salvadoreños que pidieron asilo en Estados Unidos fueron llevados a Guatemala.
Del total sólo un 2% solicitó asilo en Guatemala, pese que muchos de ellos tenían razones fundadas para huir de sus países.
Según el informe, algunas de las personas llevadas a Guatemala pensaban incluso que estaban siendo trasladadas dentro de Estados Unidos y se enteraron de su destino una vez allí.
Un trabajador del Refugio de la Niñez, una organización que ayuda a los migrantes una vez en Guatemala, describió el proceso de traslado desde la frontera estadounidense, pasando por el vuelo y la recepción, "como una serie de decepciones y de intimidaciones".
Una psicóloga que atiende a los migrantes señaló que estos acuerdos crean un "círculo de violencia", que coloca a los demandantes de asilo en un estado de estrés constante.
Con respecto a los niños en el albergue, la psicóloga señaló que los menores muestran diversos signos de ansiedad.
"Estamos destruyendo a una generación", concluyó.