Los estudiantes extranjeros se convirtieron así en víctimas colaterales de la pulseada del presidente estadounidense, Donald Trump, para forzar la reapertura de todas las escuelas y universidades del país, a pesar de que la pandemia está lejos de estar controlada y ha dejado desde marzo casi tres millones de casos y más de 131,000 muertes.
El presidente de Harvard, Lawrence Bacow, dijo en un correo electrónico enviado el miércoles a su comunidad educativa que "presentamos alegatos junto al MIT en el tribunal de distrito de Boston para buscar una orden de restricción temporal que prohíba la aplicación de la normativa".
"Seguiremos con este caso vigorosamente para que nuestros estudiantes internacionales —y los estudiantes internacionales en instituciones de todo el país— puedan continuar sus estudios sin la amenaza de la deportación", agregó.
Harvard había anunciado que dará todas sus clases por internet el próximo otoño boreal.
El anuncio gubernamental sorprendió a las instituciones académicas, que están lidiando con los desafíos logísticos de reanudar de manera segura las clases mientras la pandemia del coronavirus sigue activa en todo el mundo y repunta con fuerza en Estados Unidos.
"La orden llegó sin aviso. Su crueldad solo es superada por su temeridad", dijo Bacow en su correo electrónico.