Durante estos meses de pandemia, muchos pacientes que se habían recuperado de la COVID-19 seguían dando positivo en el SARS-CoV-2 durante semanas después de dejar de tener los síntomas de la enfermedad, lo que llevó a los científicos a dudar de si lo que se detectaba eran rastros del virus que aún circulaban por el cuerpo o un nuevo contagio.
Pero la confirmación genética de que existen casos de reinfección recuerda, según los científicos, que no hay que asumir que las personas que se hayan recuperado una vez del coronavirus sean ahora inmunes a la enfermedad, sino que —igual que el resto— deben respetar las reglas de distanciamientos social, usar mascarilla y ser vacunadas cuando se logre desarrollar una vacuna.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asume que las reinfecciones de las que se habla "representan una cifra muy, pero muy baja", y subraya que aún se necesita "entender lo que esto significa en términos de inmunidad", algo que solo se concluirá del estudio de contagios y anticuerpos y los análisis de la duración de la "protección natural", que podrían requerir años de seguimientos.
Los hallazgos han aumentado las dudas sobre la eficacia de las posibles vacunas contra el virus, que ha acabado con la vida de cientos de miles de personas, aunque los expertos afirman que sería necesario que hubiera muchos más casos de reinfección para que se justificaran los temores.