Los primeros pasajeros en arribar al aeropuerto capitalino, que interrumpió sus operaciones comerciales el 24 de marzo para frenar la expansión del covid-19, fueron recibidos "cumpliendo estrictamente los protocolos de bioseguridad", añadió ECASA.
Esos protocolos establecen que cada viajero, cuya temperatura se controlará en el aeropuerto, deberá someterse a un test de diagnóstico PCR a su llegada a la isla y luego limitar sus desplazamientos hasta tener los resultados de la prueba, generalmente 24 horas después. Cinco días más tarde, tendrá que hacerse otra prueba.
"Me he sentido muy bien. Aquí ha habido un tratamiento muy bueno y muy rápido a la vez", declaró a la AFP tras realizarse el test de PCR el cubano José Alberto Martínez, de 55 años, que llegó de México.
La cubana Gisela Martínez (54) también aprovechó la reapertura. "Todo está pulcro, muy limpio. Esto está maravilloso, con una seguridad que me quedo sin palabras", dijo antes de tomar su vuelo a México.
Cuba también fijó una "tasa sanitaria" de 30 dólares o su equivalente en otras divisas internacionales para todos los viajeros y tripulaciones que arriben a la isla, con el objetivo de "costear los servicios de control sanitario internacional" que aplica en sus aeropuertos, puertos y marinas. La medida entrará en vigor a partir del 1 de diciembre.
El aeropuerto de La Habana, que en casi ocho meses sólo recibió vuelos humanitarios, es el último en reabrir. Los otros cinco internacionales del país lo hicieron el 17 de octubre para tratar de relanzar una temporada turística muy afectada por la pandemia.
En la jornada de reapertura el aeropuerto esperaba una veintena de vuelos internacionales, según su director Manuel López.
El cierre de fronteras, sumado al endurecimiento de las sanciones impuestas por Washington, asestó un duro golpe a una isla que tiene en el turismo uno de sus principales motores económicos, con 2,645 millones de dólares de ingresos el año pasado.
Entre enero y marzo de 2020, cuando las fronteras aún estaban abiertas, la isla recibió 189,466 turistas, un tercio (36.3%) de las llegadas registradas en el primer trimestre de 2019.
El país, de 11.2 millones de habitantes, parece haber controlado la propagación del coronavirus: con 7,590 casos, 131 fallecimientos, y 7,060 curados hasta el sábado, cifras mucho menores que las de la mayoría de sus vecinos del Caribe y América Latina.