Conectada y de izquierda: así es la nueva disidencia en Cuba

La mayoría de las miles de personas que salieron a protestar en toda la isla el domingo son parte de una generación con redes sociales y que ya ha sufrido la represión castrista.
Además, el envejecimiento del liderazgo en Cuba ha contribuido a que los ideales revolucionarios ya no pesen entre los más jóvenes, que reclaman una mejor calidad de vida.

Cuba vive dos cambios generacionales.

El primero culminó el 20 de abril con el ascenso de Miguel Díaz-Canel como jefe del Partido Comunista Cubano (PCC). Así, por primera vez desde la década de los sesenta, una persona que no lleva el apellido Castro ocupa el principal cargo político de la isla.

El segundo cambio es el relevo en las disidencias contra el régimen. Esta nueva oposición al gobierno castrista en Cuba no se codea con el exilio en Miami, ni se llama Oswaldo Payá —el activista político fundador del Movimiento Cristiano Liberación—. No tiene muchos rostros visibles, ni un líder claro. Quizás el Movimiento San Isidro, formado por escritores y artistas, es su representante más conocido fuera de Cuba.

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La libertad de expresión, la apertura democrática y el cumplimiento de las necesidades básicas de los habitantes en la isla —como el acceso a alimentos y medicinas—son algunas de las principales demandas de su agenda.

Esta nueva generación disidente, conectada a redes sociales y a internet móvil, salió a las calles de al menos 30 ciudades y pueblos de Cuba el domingo para reclamar el fin de la escasez y dar atención médica para los enfermos de Covid-19 que saturan los hospitales de Cuba, sobre todo en los sitios turísticos.

Así es la nueva disidencia cubana:

Una protesta inusual, solo en la superficie

Los medios de comunicación calificaron las manifestaciones del domingo en Cuba de “inusuales”. Razones sobran. En Cuba, la mayoría de las demostraciones públicas se celebran solo con el visto bueno del PCC.

“Es así de inusual porque tienen un régimen que, a partir de distintas normativas y acciones institucionales, castiga cualquier tipo de manifestación”, recordó Fernanda Vidal Correa, profesora investigadora de la Universidad Panamericana.

Sin embargo, la protesta de este domingo solo es la más reciente de una serie de manifestaciones antigubernamentales que han ocurrido en Cuba durante el último año y que respondieron a la falta de libertades civiles en el país, pero también a la cada vez mayor precariedad de la alimentación y el sistema de salud.

“Este tipo de protestas es solo inusual en la superficie. En Cuba, en los últimos años ha habido una serie de movilizaciones mucho más chicas en escala, mucho más limitadas, pero que anunciaban la presencia de un malestar más amplio y más visible de lo que acostumbramos ver en Cuba en las décadas pasadas”, explicó por su parte Vanni Pettinà, académico del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México (Colmex).

Una de las protestas más grandes del último año fue el 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura, cuando 200 artistas, intelectuales y activistas se plantaron para solidarizarse con el Movimiento San Isidro. Un día antes, sus miembros fueron expulsados de su sede y apresados temporalmente tras iniciar una huelga de hambre.

Cuba atraviesa una de sus peores crisis económicas desde la caída del bloque soviético hace tres décadas. Las restricciones al turismo por la pandemia y el endurecimiento de las sanciones económicas de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, incrementaron la escasez de alimentos y medicinas.

Para tratar de paliar el impacto económico, el gobierno cubano reabrió el turismo. El incremento de los visitantes, principalmente de Rusia y Canadá, sin las condiciones sanitarias necesarias, provocó un aumento exponencial de los casos de Covid-19 cerca de los polos turísticos, como la provincia de Matanzas, hogar de Varadero.

“Hay algo inmediato, que es el deterioro económico, que ha provocado alza de precios, carestías, desabastecimiento de alimentos, una caída en el poder adquisitivo de los cubanos”, fruto de los recientes cambios en la política monetaria cubana, indicó Rafael Rojas, también académico del Colmex.

Además, el envejecimiento del liderazgo en Cuba ha contribuido a que los ideales revolucionarios ya no pesen entre los más jóvenes, que reclaman una mejor calidad de vida.

“Por las consignas y por la composición social de las protestas, no solo están participando quienes se ven afectados por esas limitaciones. Ahí hay un sector que también se opone a la falta de libertades públicas y rechaza la represión”, asegura Rojas.

El investigador del Colmex, egresado de la Universidad de La Habana, dijo que los reclamos no solo se quedan en Díaz-Canel —a quien exigen la renuncia— y en la cúpula del gobierno, sino que van hasta los gobernantes de provincias y municipios, que asignan los recursos.

¿Qué reclaman el Movimiento San Isidro y otros grupos disidentes?

Los especialistas consultados por Expansión aclaran que, aunque el Movimiento San Isidro ha dado eco a las protestas, incluso con una lista de desaparecidos tras las manifestaciones del domingo, no es la organización detrás de las marchas ni el único grupo disidente que se encuentra en la isla.

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“Yo no estoy tan seguro que los líderes y activistas cívicos de las últimas generaciones que están vinculados al Movimiento San Isidro o al 27N (27 de noviembre), sean los líderes de estas manifestaciones”, dijo Rojas.

Es imposible tratar de encasillar a la nueva disidencia frente al régimen comunista en Cuba como una sola, pues dentro de ella hay distintos reclamos. “No todos los que han participado en las manifestaciones son plenamente disidentes, con todo y que están todos pidiendo un cambio”, señala Tomás Milton, profesor de Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey.

A pesar de esto, es posible enumerar algunas características comunes, y que la distancian de la disidencia en el exilio, que suele tener una inclinación ideológica de derecha y solo concibe el fin del régimen comunista como el triunfo de su movimiento.

“Es una disidencia social, más que política. Es decir, no nace de una oposición ideológica al régimen revolucionario, sino que nace de profundas inconformidades sociales que tiene que ver con las vivencias cotidianas, con la falta de abastecimientos, con la falta de electricidad, con la falta de medicamentos y hartazgo cotidiano, acumulado por años, frente a toda esta situación”, dice Pettinà.

El investigador aclara que el Movimiento San Isidro, con integrantes como el artista plástico Luis Manuel Otero Alcántara o el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez, sí tiene una carga más política, pero de izquierda, no de derecha como los cubanos en Estados Unidos.

“Es una oposición que no se reconoce en la ideología de derecha, todo lo contrario, ellos identifican como la izquierda ante un régimen autoritario que ya no es de izquierda”, dice el investigador del Colmex.

Rojas asegura que el anticastrismo y el anticomunismo ya no constituyen su identidad política, sino lo hacen a través de demandas concretas de mayor libertad de expresión artística y respeto al debido proceso y a los derechos humanos.

“La identidad de este grupo pasa primero por la oposición a decretos concretos como el 349 o el 360, del Ministerio de Cultura, que limitaban la libertad de expresión artística y también a un deseo de confrontar la realidad con la nueva Constitución, la de 2019. Ellos observan que hay una nueva Constitución, que dice que en Cuba hay respeto a derechos humanos, que hay respeto al debido proceso, pero en realidad no es así”, dice Rojas.

Vidal Romero, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), señala que los disidentes cubanos actuales en la isla son mucho menos radicales que las anteriores, por lo que sus exigencias son más realistas y no amenazan, al menos en un primer momento, la continuidad del régimen comunista.

“Hay un movimiento muy orgánico que surge de la misma sociedad allá en Cuba y piden cosas muy, muy específicas, y más realistas. Habrá algunas personas que pidan que se vaya el gobierno, pero la mayoría pide mejoras en las condiciones de vida, como en cualquier país y segundo, que haya más libertades”

¿Cuál es el papel de las redes sociales en las protestas de Cuba?

El internet móvil fue el domingo el gran aliado de las protestas contra el gobierno y no resulta extraño que su acceso haya sido cortado rápidamente. Desde 2018, con su entrada a Cuba, los movimientos sociales han vivido un renacimiento en la isla.

“No existían esos tipos de mecanismos como existían en muchos otros países y aquí estamos hablando desde el uso de teléfonos celulares con conexión a datos, el acceso a internet. La falta de acceso a estos servicios hacia muy difícil que se formaran este tipo de movimientos sociales”, explica Vidal Correa de la Universidad Panamericana.

La especialista en geopolítica recuerda que en otros estallidos sociales, como el de Hong Kong, fueron las aplicaciones de mensajería, más que las redes sociales tradicionales, las que jugaron un rol importante para la comunicación de los manifestantes.

El uso de redes permite que la organización de protestas sociales sea mucho más barata y más sencilla, indica el profesor de la ITAM, Vidal Romero.

“No es lo mismo tratar de organizar una protesta sin internet, convenciendo a la gente que salga, a enviar un tuit o un mensaje en WhatsApp para organizar la protesta”, dice Romero. “Por otro lado, hace más visible lo que pasa en Cuba y al final al gobierno cubano sí le importa mucho lo que se dice fuera de la isla”.

La transmisión en vivo de las protestas del domingo a través de Facebook o la difusión de la lista de desparecidos en las manifestaciones, son el ejemplo del poder amplificador que tienen las redes sociales en este caso.

Sin embargo, Milton del Tec de Monterrey pide que no se magnifique la importancia de las redes sociales, ya que sin el descontento social y sin las condiciones de desgaste que se viven en Cuba, no habría manera de realizar protestas.