La comunidad afgana en Turquía se estima entre 400,000 y un millón, con 116,000 registrados como solicitantes de asilo.
Irán, uno de los vecinos de Afganistán, también enfrentará dolores de cabeza por la llegada aún más refugiados. Actualmente, acoge a 3.5 millones de afganos, en un momento en que la tolerancia de su propia población se agota.
La pandemia de COVID-19 ha golpeado duramente a Irán, empujando un poco más a este país, ya golpeado por sanciones internacionales, a una mayor crisis económica.
"Irán es un país fuertemente golpeado por el covid, la corrupción y una economía tambaleante. Su capacidad y disposición para acoger a más refugiados afganos probablemente no sea grande”, dijo a la AFP Rouzhbeh Parsi, jefe del programa de Oriente Medio y Norte de frica del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales.
Irán, que es mayoritariamente chiíta y comparte una frontera de más de 900 kilómetros con Afganistán, parece querer lograr un "modus vivendi" con los talibanes sunítas. "Hace tiempo que Irán, pragmático como siempre, aceptó que los talibanes no van a desaparecer y que ningún extranjero podrá derrotarlos militarmente", afirmó Parsi.
Para Marc Pierini, investigador invitado del Carnegie Europe y ex embajador de la UE en Turquía, Europa observa nerviosa los posibles flujos migratorios después de que un millón de personas llegaran a sus costas, principalmente en 2015, cuando el conflicto sirio estaba en su apogeo.
"Hacer frente a esta emergencia requerirá cooperación humanitaria y confianza entre la UE, Irán y Turquía, que será difícil de lograr", dice a la AFP.
Con información de AFP y EFE