Ashraf Ghani declaró el domingo que dejó su país para evitar un "baño de sangre", reconociendo que "los talibanes ganaron".
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En ese momento, el ex presidente, sin decir dónde se encontraba, declaró estar convencido de que si se hubiera quedado en Afganistán, "innombrables patriotas morirían y que Kabul sería destruida".
"Los talibanes ganaron por las armas y son desde ahora los responsables del honor, del control y de la preservación del país", añadió en un mensaje en Facebook.
Circulaban numerosos rumores desde su marcha sobre su destino final: Tayikistán, Uzbekistán, Omán y, como así fue, los Emiratos Árabes Unidos.
No es la primera vez que este rico país del Golfo acoge a dirigentes y sus familias exiliados de sus países.
El año pasado, el anterior rey de España, Juan Carlos, se exilió en Emiratos ante las investigaciones por corrupción que la justicia del país llevaba a cabo.
En 2017, Dubái acogió al ex primer ministro tailandés, Yingluck Shinawatra, condenado por rebeldía a cinco años de prisión.
La exprimera ministra paquistaní Benazir Bhutto, se exilió en Emiratos entre 1999 y octubre de 2007.
Los Emiratos, junto con Arabia Saudí y Pakistán, reconocieron al anterior gobierno talibán, de 1996 a 2001.