El presidente chino, Xi Jinping, prometió el sábado llevar adelante una "reunificación pacífica" con Taiwán, y no mencionó directamente el uso de la fuerza tras una semana de tensiones con la isla reclamada por Pekín que generó preocupación a la comunidad internacional.
Taiwán respondió poco después pidiendo a Pekín que abandonara su coerción, reiterando que solo el pueblo taiwanés puede decidir su futuro.
Hablando en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, Xi dijo que el pueblo chino tiene una "gloriosa tradición" de oponerse al separatismo.
"El separatismo independentista de Taiwán es el mayor obstáculo para lograr la reunificación de la patria y el peligro oculto más grave para el rejuvenecimiento nacional", sostuvo el líder en un discurso en un nuevo aniversario de la revolución de 1911 que puso fin a la última dinastía imperial. La "reunificación" pacífica satisface mejor los intereses generales del pueblo taiwanés, pero China protegerá su soberanía y unidad, agregó.