Un cubrebocas puede tardar hasta 40 años en desintegrarse, por lo que darle una segunda vida puede ser de gran utilidad humana y beneficio para el medio ambiente.
Las nuevas baterías tienen una alta densidad de energía almacenada y capacidad eléctrica. Ricardo Mendoza, del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, dijo a UnoTV que con 350 cubrebocas es posible generar electricidad por un año para una familia de cinco integrantes en México.
De acuerdo con la investigación del proyecto publicada en Journal of Energy Storage , la implementación de cubrebocas transformados en baterías podría ayudar a disminuir la contaminación ambiental por residuos plásticos.
¿Cuál es el proceso para pasar de mascarillas a energía?
Primero los cubrebocas se desinfectan con ultrasonido, luego se sumergen en 'tinta' hecha de grafeno, que satura la máscara. Luego, el material se somete a presión y se calienta a 140 °C (las baterías de supercondensador convencionales requieren temperaturas muy altas para la pirólisis-carbonatación, hasta 1000-1300 °C, mientras que la nueva tecnología reduce el consumo de energía).
A continuación, se coloca un separador (también de material de máscara) con propiedades aislantes entre los dos electrodos fabricados con el nuevo material. Se satura con un electrolito especial y luego se crea una capa protectora que está hecha de un tipo diferente de desechos médicos: blisters de medicamentos (como el paracetamol).