Estos comicios presidenciales, que han contado con una participación estimada del 77.1% (una décima menos que las elecciones de 2017) y se han decidido por solo unos 260,000 votos de diferencia, han sido los más reñidos desde que los surcoreanos pudieron volver a poder votar libremente hace 35 años.
Yoon desarrolló una fulgurante carrera como fiscal durante 25 años, a lo largo de la cual sentó en el banquillo a algunas de las figuras más poderosas del país y logró penas de cárcel por corrupción para los expresidentes conservadores Lee Myung-bak y Park Geun-hye, que fue destituida del cargo en 2017.
Tras ser nombrado fiscal general durante el mandato del actual presidente Moon, Yoon encausó al entonces ministro de Justicia, Cho Kuk, y se encaró con el Ejecutivo, dimitiendo a principios del año pasado y haciendo oficial su candidatura a estos comicios a mediados de 2021.
Yoon ha parecido capitalizar el descontento que deja Moon en buena parte de la población por la crisis inmobiliaria, el aumento de la temporalidad y la desigualdad o el cansancio por las persistentes restricciones anti-Covid, que aún siguen activas (el país viene sumando unos 300,000 casos al día) y han dañado al pequeño empresario.
Tras una campaña cargada de escándalos y descalificaciones en la que los dos candidatos favoritos han estado siempre muy igualados en los sondeos, Lee ha reconocido su derrota minutos antes de que la NEC diera por ganador a Yoon y ha felicitado a su rival en un comunicado que ha leído en la sede de su formación, el Partido Democrático (PD).
Tras el anuncio de la NEC, Yoon ha salido de su domicilio y agradecido brevemente ante las cámaras el apoyo de los votantes antes de poner rumbo a la sede su bloque, el Partido del Poder Popular (PPP), en el distrito de Yeouido en Seúl.
Está previsto que Yoon tome posesión del cargo el próximo 10 de mayo.