Margaret Tatcher manda a luchar a miles de tropas, dos portaaviones y centenares de barcos, bombarderos y helicópteros. "Tenía una enorme superioridad militar", reflexiona Pigna.
"Londres consigue el apoyo de la OTAN (Tratado del Atlántico Norte), de Washington y de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile", ilustra el historiador Pigna.
Luego de un heroico viaje con fuertes temporales y multitud de averías, el submarino ARA Santa Fe, comandado por Horacio Bicain —quien ya a fines de marzo había llevado a Malvinas a los buzos que participaron de la recuperación de la islas—, llegaba a Grytviken para dejar a 20 hombres y material con los que reforzar las Georgias.
Pero al emprender el regreso, el submarino fue impactado por un helicóptero inglés, y después por otros tantos más.
"Ahí empezó el show de la bala", recuerda el excapitán de corbeta. Varios misiles y hasta un torpedo de los que, salvo un soldado que acabó perdiendo la pierna, los argentinos salieron indemnes en medio de inteligentes maniobras y pese al mal estado del viejo submarino.
Ese mismo día, los británicos reconquistaron las Georgias.
"Cuando se produjo la rendición, los ingleses nos dijeron que arriáramos la bandera argentina e izáramos la inglesa. Por supuesto que arriamos la argentina cantando el himno nacional a capella. Es algo que recuerdo con mucha emoción", señala Bicain, que evoca con dolor la muerte del maquinista Félix Artuso, que recibió un disparo de un inglés en un supuesto malentendido tras la rendición.