Además, Lavault apuntó que los rusos "no tienen un dominio sobre el cielo y no son precisos en sus bombardeos con misiles", lo que limita su capacidad de neutralizar estas baterías.
Desde el inicio de la guerra "Rusia tuvo grandes dificultades para encontrar y destruir baterías móviles tierra-aire", señaló Petersen. "Creo que será lo mismo con cualquier batería costera de defensa".
Para Lavault Ucrania creó un "cordón sanitario marítimo" que le permite amenazar el aprovisionamiento por lar de las tropas rusas en el flanco sur, entre Jersón y Mykolaiv.
Drones y minas
Este cordón está apuntalado por minas - algunas de las cuales comenzaron a soltarse y están a la deriva - y será reforzado por drones marítimos de superficie, prometidos por Estados Unidos, que el Pentágono no ha querido aclarar si estarán armados.
"Lo más probable es que vayan a ser utilizados para la vigilancia y el reconocimiento", estimó Petersen.
El ministro británico de Defensa Ben Wallace dijo a la cadena Sky News la semana pasada que no cree que los rusos puedan controlar el mar Negro. "Ya no les pertenece", afirmó.
Sea cual sea el resultado de la guerra, Rusia va a luchar por que el mar Negro se mantenga bajo su égida y va a seguir siendo un lugar de tensiones, que va a impactar el flujo de la economía global.
Para Petersen, muchos estados del litoral, como Rumania y Turquía, están tomando lecciones de la guerra sobre a importancia de las baterías costeras.
Y si todos se hacen con este tipo de equipos, "el equilibrio naval va a oscilar hacia estos otros países", anticipa el experto, que cree que Rusia seguirá siendo la principal potencia pero "se sentirá ciertamente menos cómoda".