Los centros comerciales, los grandes almacenes y los supermercados comenzarán a reanudar las operaciones en las tiendas y permitirán que los clientes compren "de manera ordenada", mientras que los salones de belleza y los mercados de verduras reabrirán con capacidad limitada, dijo el vicealcalde Chen Tong en una rueda de prensa el domingo.
No dio detalles sobre el ritmo o el alcance de las reaperturas, y muchos residentes de la ciudad de 25 millones de habitantes reaccionaron con escepticismo.
"¿A quién le estás mintiendo? Ni siquiera podemos salir de nuestro recinto. Puedes abrir, nadie puede ir", dijo un usuario de Weibo, similar a Twitter de China, cuya IP mostró ser de Shanghái.
Durante el cierre de Shanghái, los residentes se han limitado principalmente a comprar artículos de primera necesidad, y las compras en línea normales se suspendieron en gran medida debido a la escasez de despachadores.
Y aunque los estilistas han estado cortando el cabello en la calle o en áreas abiertas de complejos de viviendas, los residentes que recientemente pudieron salir de sus casas para hacer breves salidas a caminar o comprar comestibles generalmente se ven más desaliñados de lo habitual.
En una señal esperanzadora, el operador del metro de Shanghái comenzó a probar trenes en su vasta red en preparación para la reapertura, informó un medio de comunicación del gobierno local, pero no dio indicaciones de cuándo lo hará.
Los residentes de Shanghái se han sentido frustrados por las reglas poco claras o inconsistentes a medida que la ciudad da pasos tentativos para moderar su política.
La estricta política de China frente al COVID ha puesto a cientos de millones de personas en decenas de ciudades bajo restricciones de diversos grados, en un intento por eliminar la propagación de la enfermedad.
Las restricciones están causando estragos en la segunda economía más grande del mundo y sacudiendo las cadenas de suministro mundiales, incluso cuando la mayoría de los países intentan volver a la vida normal a pesar de las continuas infecciones.
Los nuevos préstamos bancarios tocaron su nivel más bajo en casi cuatro años y medio en abril, cuando la pandemia sacudió la economía y debilitó la demanda de crédito, según mostraron datos del banco central el viernes.
La Confederación Asiática de Fútbol dijo el sábado que China se retiró de la sede de la final de la Copa Asiática de 2023 debido al COVID, la última de una ola de cancelaciones de eventos deportivos por parte de China y que generó especulaciones en las redes sociales de que su política de cero pueda persistir hasta bien entrado el próximo año.
China logró mantener a raya a la COVID después de que se descubriera en Wuhan a fines de 2019, pero ha tenido problemas para contener la variante ómicron altamente infecciosa. La Organización Mundial de la Salud dijo la semana pasada que el enfoque de China no era "sostenible".
Aún así, se espera que China mantenga su política al menos hasta el congreso del gobernante Partido Comunista, que históricamente es en otoño boreal, donde el presidente Xi Jinping se apresta a asegurar un tercer mandato que ya rompe precedentes.
A pesar de las interrupciones, ningún alto funcionario chino se ha pronunciado públicamente en contra de una política de COVID-19 que Pekín defiende como salvavidas.
En Beijing, donde los restaurantes cerraron para cenar, varios distritos ampliaron el domingo la guía de trabajo desde el hogar y las autoridades anunciaron tres días más de pruebas diarias masivas para la mayoría de los residentes.
Pekín dijo que encontró 55 casos nuevos en las 24 horas hasta 0700 GMT del domingo, 10 de los cuales estaban fuera de las áreas que están en cuarentena. La ciudad se esfuerza por erradicar las infecciones comunitarias.