Los cubanos se dirigían a las urnas el domingo para votar un paquete de medidas que pondría fin a la cultura "machista" de la isla y legalizaría el matrimonio entre parejas del mismo sexo, cuando el país se enfrenta a una crisis económica cada vez más profunda.
Si se aprueba, el "código de la familia" de 100 páginas pondría a Cuba a la vanguardia de la política social progresista en América Latina, legalizando el matrimonio entre personas del mismo sexo y las uniones civiles, permitiendo a las parejas del mismo sexo adoptar niños y promoviendo el reparto equitativo de los derechos y responsabilidades domésticas entre hombres y mujeres.
El presidente Miguel Díaz-Canel, que caminó con su esposa para votar a pocas cuadras de su casa en el suburbio habanero de Siboney, dijo a los reporteros que el código elimina prejuicios y tabúes que han estado arraigados en la sociedad cubana.
"Mi expectativa es que la mayoría de la población votará 'sí'", dijo Díaz-Canel. "Pero independientemente de que gane el 'sí' o el 'no' (...) el debate popular que se ha generado ha contribuido a nuestra sociedad".