El código fue sometido entre enero y abril a una amplia consulta popular que llevó a la modificación de casi el 48% de su texto, según medios oficiales.
Acosta precisó que el referendo, que tiene "carácter vinculante", se realizará "una semana antes" entre nacionales que residen fuera del país.
"Quedará en manos del soberano la última decisión", pero "estamos convencidos de que en su momento, mayoritariamente el pueblo cubano hará suyo este código revolucionario, inclusivo y democrático", añadió Acosta.
Precisó que mediante voto "libre, igual, directo y secreto", en el referendo los cubanos deberán responder a una única pregunta: ¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?
La norma será aprobada si obtiene "más del 50% de los votos válidos depositados en las urnas".
El Código de las Familias, que renovará la ley vigente desde hace 47 años, prevé introducir el matrimonio igualitario, así como el reconocimiento de varios padres y madres además de los biológicos y la "gestación solidaria" o subrogada.
"Este es un momento muy emocionante para todo nuestro pueblo, comprometido con las ideas más avanzadas", dijo la diputada Mariela Castro, hija del líder Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), que promueve desde hace más de tres décadas la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI.
Mariela Castro admitió que se trata de temas complejos que generan "sustos" y "contradicciones". Pero "realmente tengo que reconocer que como sociedad nos hemos crecido, hemos enriquecido nuestro acervo, nuestro conocimiento del derecho, de los derechos, y especialmente en este caso del derecho familiar", anotó.
En una Cuba aún marcada por el machismo y la homofobia, cuyo gobierno persiguió y marginó a homosexuales en las décadas de 1960 y 1970, el matrimonio igualitario es un tema candente.
El CENESEX promovió antes el matrimonio igualitario en la propuesta de la Constitución aprobada en 2019, que consagró los derechos de la esa comunidad.
En Suiza, dan un rotundo sí al matrimonio igualitario en un histórico referéndum
Sin embargo, su inclusión en la nueva carta magna se pospuso por el fuerte rechazo de las iglesias evangélicas y otros sectores sociales.