Sobre una muestra de 67 países, los investigadores demostraron que los que muestran la mayor desigualdad de ingresos son los que han tenido más víctimas durante episodios de inundaciones. Las diferencias de ingresos entre ricos y pobres aumentaron durante el periodo de 1990 y 2018 en tres cuartas partes de esos 67 países.
Ese índice de correlación ya había sido demostrado en casos aislados "pero esta comparación entre países nos permite ahora afirmar que se trata de un modelo", explica Sara Lindersson, estudiante de doctorado de la universidad de Uppsala de Suecia y coautora del estudio, a la agencia AFP.
Ese vínculo se repite sea cual sea el producto interior bruto por habitante o el nivel de exposición a las inundaciones. En los barrios donde se concentran la mayoría de servicios, las infraestructuras son adaptadas a la posibilidad de inundaciones.
Cuando en 2005 el huracán Katrina devastó el estado de Luisiana (Estados Unidos) buena parte de las 1,800 víctimas habitaban en un barrio pobre de mayoría afroamericana de Nueva Orléans, cerca de los diques que se hundieron a causa de la inundación.
Los autores reconocen que ante todo lo importante es reducir la diferencia entre ricos y pobres.
"Si no conseguimos corregir el factor subyacente de la vulnerabilidad, es decir la pobreza y las desigualdades, no podremos nunca acabar" con el problema, explica Sara Lindersson.
Los investigadores piden a la comunidad científica a tener en cuenta el factor de desigualdad de ingresos en el estudio de riesgos, que no solamente influyen en las inundaciones, sino en otro tipo de catástrofes como las sequías o las pandemias.
Los climatólogos insisten que el cambio climático aumenta las posibilidades de episodios meteorológicos extremos.
Pero otros estudios, como el Centro de Datos Internacional sobre Desastres, señalan a su vez que el número de víctimas en términos globales a causa de inundaciones, incendios o sequías se ha reducido en prácticamente un 99% en los últimos 100 años (1920-2020).