La maniobra no gustó en Bruselas ni a buena parte de los Estados miembros, pero fue necesario forzar una negociación para satisfacer a Alemania, primera potencia económica de la UE y primer fabricante automovilístico, y salvar una pieza clave de la política climática de la UE para descarbonizar la economía comunitaria.
"Como cuestión de principio, no nos gusta este enfoque. Creo que no es justo", dijo la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, al referirse al tardío rechazo, añadiendo que las evaluaciones actuales sugieren que los combustibles sintéticos son demasiado caros para generalizarse.
La Comisión añadió una declaración política en la que se compromete a presentar un reglamento "sólido y a prueba de evasiones" para la homologación de ese tipo de vehículos, en colaboración con el Comité Técnico de Vehículos Motorizados.
El acuerdo deja fuera a los biocarburantes (obtenidos a partir de biomasa vegetal) porque siembre tendrán huella de carbono derivada de las prácticas agrícolas, una interpretación que Italia considera "muy restrictiva", por lo que ha pedido que la Comisión incluya los biocombustibles en el camino legal para buscar hueco a los combustibles sintéticos.
Prorrogan la reducción de consumo de gas
Los ministros de Energía de la UE también acordaron el martes prorrogar 12 meses el objetivo voluntario de reducir el consumo de gas un 15%, con el fin de prepararse para el próximo invierno, en el que escaseará el gas ruso.
Algunos responsables de la UE esperaban que los ministros abordaran una disputa sobre si la energía nuclear debe contar para los objetivos de energía renovable de la UE, una cuestión que ha dividido a los países y amenaza con retrasar la principal política de renovables de la UE.
Con información de EFE y Reuters