"Cada vez se da más el caso de que la lista de invitados a este tipo de cosas es bastante grande", pero "no se invita a cualquiera", comentó Tristen Naylor, profesor de la Universidad de Cambridge y experto en cumbres y diplomacia.
El G7 quiere ser visto como un "club dedicado a la protección de la democracia" y quiere mayor respaldo a su apoyo a Ucrania y los esfuerzos por contrarrestar a China", declaró a AFP.
India es un aliado militar de Rusia de larga data, y su "posición ambivalente" respecto a la guerra en Ucrania no está en sintonía con la de otras grandes democracias, indicó Naylor.
"Así que será una oportunidad para que el G7, al menos, intente atraer a India a su lado", agregó, tras advertir que será difícil.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tiene previsto intervenir en la cumbre a distancia, mientras que una delegación rusa estará en India en noviembre para la cumbre del G20, y pocos esperan que el primer ministro Narendra Modi haga algún cambio político repentino.
Una alternativa a China
Otra "meta principal" de la cumbre será ofrecer una alternativa a las enormes inversiones chinas en infraestructura en todo el mundo, según Naylor.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva estuvo en abril en China, cuyo gobierno prometió buscar un "desarrollo de alta calidad" que "abra oportunidades para Brasil".
Pero Lula no es el único gobernante cortejado por China, y los aliados del G7 quieren demostrar que pueden ofrecer una alternativa.
"Esta idea de contener la influencia china, manteniendo el orden mundial basado en reglas en el Sur Global" será una parte importante de la cumbre, indicó Chris Johnstone, encargado de Japón en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Japón ya ha adelantado trabajo en ese frente. Su primer ministro, Fumio Kishida, y el ministro de Relaciones Exteriores, Yoshimasa Hayashi, viajaron este año a África, al sudeste asiático, a América Latina y al Pacífico.
En India, Kishida prometió en marzo inversiones públicas y privadas por 75,000 millones de dólares en infraestructuras en la región de Asia-Pacífico para 2030.
Con información de AFP y EFE