HRW, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y la organización Robert F. Kennedy Human Rights (RFKHR) expresaron el miércoles su preocupación porque consideran que el proceso electoral se da en "un contexto de deterioro de los derechos humanos, civiles y electorales”.
En abril, subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, afirmó que "la democracia depende de que todos los ciudadanos elijan a sus líderes entre todos los candidatos cualificados sin barreras arbitrarias, exclusión o intimidación", en alusión a los comicios guatemaltecos.
Para algunos analistas, desde 2019 esta nación vive un retroceso democrático por el fin anticipado de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), ordenado por el expresidente Jimmy Morales (2016-2020).
Como un ente de la ONU, la CICIG destapó emblemáticos casos de corrupción y provocó la renuncia en 2015 del entonces presidente Otto Pérez (2012-2015), sentenciado por fraude aduanero.
Bajo el mandato de Giammattei, empezaron a ser capturados varios exfiscales que trabajaron con la CICIG, la mayoría acusados de supuesto abuso de autoridad.
Los procesos penales, considerados como una "venganza", fueron abiertos a pedido de la fiscal general Consuelo Porras, cercana a Giammattei e incluida por Washington en 2021 en una lista de actores "corruptos", por lo que fue sancionada tras despedir a un fiscal que intentó investigar al mandatario.
En Guatemala hay "una dictadura corporativa con intereses económicos, de corrupción e incluso del crimen organizado", declaró el exrelator de libertad de expresión de la ONU, Frank La Rue, quien comparó la situación con una obra de teatro.
Con información de AFP, EFE y Reuters