Rusia en guerra
Putin, de 71 años, quien recibió la presidencia de manos de Borís Yeltsin el último día de 1999, lleva ya más tiempo como presidente que cualquier otro gobernante ruso desde Josef Stalin, superando incluso los 18 años de Leonid Brézhnev.
Diplomáticos afirman que no existe ningún rival serio que pueda amenazar las posibilidades de Putin en las urnas, en caso de que el actual mandatario se presente de nuevo. El exespía del KGB goza de un índice de aprobación del 80%, puede contar con el apoyo del Estado y de los medios estatales y casi no existe oposición pública a su continuidad en el poder.
Sin embargo, Putin se enfrenta a los retos más serios a los que se ha enfrentado ningún jefe del Kremlin desde que Mijaíl Gorbachov tuvo que lidiar con la desmoronada Unión Soviética hace más de tres décadas.
La guerra de Ucrania ha desencadenado el mayor enfrentamiento con Occidente desde la crisis de los misiles cubanos de 1962 y las sanciones occidentales resultantes han supuesto el mayor golpe externo para la economía rusa en décadas.
La inflación se ha acelerado y el rublo ha caído desde el comienzo de la guerra y el gasto en defensa representará casi un tercio del gasto presupuestario total de Rusia en 2024, según el borrador de los planes del Gobierno.
Pero la mayor amenaza directa a la continuidad de Putin en el poder se produjo en junio, cuando el mercenario más poderoso de Rusia, Yevgeny Prigozhin, lideró un breve motín.
Prigozhin murió en un accidente aéreo dos meses después del motín y desde entonces Putin ha utilizado el Ministerio de Defensa y la Guardia Nacional para extender el control de sus aliados sobre los restos de la fuerza Wagner.