Netanyahu reprobaba los acuerdos pactados por Rabin en Noruega y propició su suspensión.
La visita del líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, en el año 2000 al Monte del Templo, un lugar sagrado para el Islam termina por descarrilar cualquier negociación.
Esta visita dio lugar la segunda intifada palestina.
¿Nacidos para fallar?
El acuerdo tampoco ha sido bien recibido por todos los palestinos, quienes, incluso antes del recrudecimiento del conflicto en octubre, veían con recelo lo negociado y su eficacia.
“No decía una sola palabra sobre el final de la ocupación, no mencionaba el derecho internacional humanitario, tampoco había rastro del desmantelamiento de los asentamientos ilegales…”, dijo Raji Sourani, director y fundador del Centro Palestino para los Derechos Humanos, en septiembre a ElDiario.es
Sourani opina que la solución de dos Estados que parecía vislumbrarse en Oslo “era solo el sueño de la parte palestina y, en parte, de la comunidad internacional”.
Jensehaugen explicó al medio español que los acuerdos no abordaron varios puntos claves del conflicto palestino-israelí, que solo han empeorado.
“La cuestión de Jerusalén no se abordó e Israel tomó la ciudad; los asentamientos no se abordaron y siguieron creciendo; la cuestión de los refugiados no se abordó y siguen en el exilio y sufriendo en campos de refugiados”, dijo.
Por ejemplo, cuando los primeros acuerdos se firmaron, en septiembre de 1993, había poco más de 110,000 colonos judíos viviendo en Cisjordania. Hoy, la cifra supera los 700,000.
Además, la Autoridad Palestina ha perdido legitimidad entre muchos palestinos, principalmente por su tendencia hacia la autocracia.
Las últimas elecciones presidenciales se llevaron a cabo en 2005. Mahmoud Abbas lleva en el poder desde entonces, a pesar de que fue elegido por un periodo de solo cuatro años. Ahora, con 87 años continúa como líder por decreto propio supervisando un sistema cada vez más fallido.
En las elecciones legislativas del año siguiente, el ganador fue Hamás, enemigo de Fatah, el partido de Abbas. A partir de ese momento, el poder de Palestina está fragmentado, con la Autoridad Palestina controlando Cisjodania, y Hamás, en la Franja de Gaza.