Austin desapareció de la escena pública a finales de diciembre y de nuevo a principios de enero tras sufrir complicaciones en el tratamiento del cáncer el 22 de diciembre, habiendo ocultado inicialmente tanto el diagnóstico como el tratamiento al presidente Joe Biden y al resto del gobierno.
En esta ocasión, el público fue alertado unas dos horas después de que Austin fuese enviado al hospital, el domingo por la tarde.
Austin "fue trasladado por su equipo de seguridad al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed para ser atendido por síntomas que sugerían un problema emergente de vejiga", indicó Ryder en el comunicado.
"El subsecretario de Defensa y el jefe del Estado Mayor Conjunto han sido informados. Además, se han producido notificaciones a la Casa Blanca y al Congreso", agregó.
Austin mantendrá "las funciones y obligaciones de su cargo" mientras esté hospitalizado, dijo el portavoz.
El secretario de Defensa se disculpó a principios de este mes tras ser objeto de duras críticas políticas por haber mantenido en secreto las anteriores hospitalizaciones.
"Debería haber informado al presidente de mi diagnóstico de cáncer", declaró a los periodistas el 1º de febrero.
En aquel momento, dijo que seguía recuperándose, que le dolían las piernas y que utilizaba un carrito de golf para desplazarse dentro del Pentágono.
Las ausencias no reveladas, así como la actual estancia en el hospital, se producen en un momento en que Estados Unidos se enfrenta a una espiral de crisis en Oriente Medio, con las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria enfrentándose a ataques casi diarios de combatientes respaldados por Irán en represalia por el firme apoyo de Washington a Israel.
El alto funcionario de defensa estadounidense es también una figura clave en los intentos de la administración Biden de mantener el apoyo a la lucha de Ucrania contra la invasión rusa, ya que los congresistas republicanos se niegan a autorizar nuevos fondos para la ayuda militar a Kiev.